CAPITULO 27

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YoonGi

—Kim, Sam me ha dicho que querías hablar conmigo. —Lo vi tensar su espalda, como si lo que fuera a decirme le resultara incómodo.

—Sí, señor. Esta mañana vi algo que, probablemente, le interesará saber.

—¿De qué se trata? —Buscó en su teléfono y me mostró una fotografía en él. Me costó reconocer al hijo de puta que estaba con Bloom, pero estaba claro que era Rocky. Ese cabrón había estado ejercitándose a conciencia y eso solo podía significar que tenía una pelea en mente. Era un tipo persistente, tenía que reconocerlo, pero no iba a caer en su juego. No iba a volver a enfrentarme a él; estaba claro que buscaba sangre y esta vez no se la iba a dar. El gilipollas estaba realmente loco y tenía un ego demasiado sensible. No le bastó con que yo le derrotara cuando se suponía que podía vencerme. El que un doncel lo derribara en un baño tampoco debió hacer mucho por su autoestima. Necesitaba resarcirse de ambas derrotas y, si no me equivocaba, esta vez tenía toda la intención de destrozar a su oponente.

—Gracias, Kim. Hiciste bien en tomar esa foto. De momento, vamos a reforzar su equipo con un hombre más, porque no me gusta que Rocky esté tan cerca de JiMin.

—De acuerdo.

—Una cosa más, Kim.

—¿Sí, señor?

—No le comentes esto a JiMin, no quiero asustarlo. Con el embarazo no necesita que su tensión arterial se dispare.

—Entiendo, señor.

—Confío en que puedas cuidar de él como hasta ahora.

—Descuide, señor.

—Ah, ¿podrías enviarme la foto? Me gustaría tenerla.

—Sí, señor. —Con la foto en mi teléfono me encaminé hacia la sala central de control. Bobby estaba concentrado en unas imágenes en blanco y negro, así que tuve que tocarle el hombro para llamar su atención. Se giró en la silla y parpadeó un par de veces para enfocar la vista. Debía de llevar horas revisando imágenes en el monitor.

—Hola, jefe.

—¿Estás trabajando en lo de NamJoon?

—Sí, jefe. Creo que tengo algo, pero aún tengo que recibir una confirmación de la base de datos de tráfico.

—Entonces quizás es demasiado pronto para que le eches un vistazo a esto.

—¿De qué se trata? —Le tendí el teléfono y vi cómo entrecerraba los ojos. Había algo girando en su cabeza, ahora solo debía esperar a que se detuviera.

—Este traje... —Se giró de nuevo hacia la mesa y, antes de que hiciera nada, la foto se había descargado a uno de los monitores. En otro de los monitores vi la imagen de un hombre saliendo de un coche en un garaje. Y sí, parecía que ambos tipos llevaban el mismo traje penoso. Los bajos del pantalón un poco cortos, las mangas de la chaqueta un poco más largas y unos zapatos algo grandes. Algunas líneas rojas y amarillas empezaron a trazarse encima de la figura del tipo, hasta que se volvieron verdes, y Boby se reclinó en su asiento.

—Sí, puedo confirmar que es la misma persona. —Aquello sí era extraño, porque...

—¿De dónde es la imagen del aparcamiento?

—Del edificio de NamJoon. —Sentí un golpe dentro del estómago y varias ideas empezaron a unirse dentro de mi cabeza, pero necesitaba pruebas.

—¿Crees que es con quien estuvo Leo?

—El edificio de NamJoon tiene las mismas deficiencias de cámaras de vigilancia dentro de las escaleras, así que tan solo puedo suponer que sí. Los tiempos encajan totalmente y a esas horas no hay más gente andando por el edificio, así que parece obvio.

—Sí, demasiado para ser una coincidencia.

—¿Tienes las transcripciones de los mensajes?

—Todavía no, pero tengo las fechas en que se enviaron y parece que esos dos llevan en contacto desde hace mucho tiempo, casi desde que te casaste, jefe. —Eso no me gustaba nada, pero nada, nada.

—En cuanto consigas las transcripciones me avisas. Yo llamaré a NamJoon.

—Sí, jefe.

—¡Ah! Y quiero saber dónde mierda ha estado metido Rocky y dónde se mueve ahora.

—Me pondré a ello, jefe.

TaeHyung

—Tenemos que decidir qué vamos a hacer, mamá.

—Yo no puedo salir del país, TaeHyung. Ahora tengo una familia. —La miré extrañado. Yo era su familia e iba a irme con ella. Ladeó la cabeza y suspiró pesadamente.

—Tu padre y yo nos divorciamos y yo rehíce mi vida con otra persona. Ahora estoy casada con otro hombre, cariño, y tienes un hermano de cinco años.

—Un hermano. Tienes otro hijo.

—Bueno, Regi tenía otro hijo de otra pareja, así que tengo dos hijos y un marido.

—Tienes otra familia.

—No, cariño, los dos tenemos otra familia. Puedes venir a vivir con nosotros. Regi estaría encantado de que vinieras con nosotros. Estoy segura.—Una familia. Mi madre había rehecho su vida y yo pedía que lo abandonara todo para acompañarme. El destino es una perra. Tanto tiempo solo para descubrir que ya no formaba parte de nada. Todos tenían una vida, menos yo.

—Pero no vas a venir, ¿verdad? Quieres quedarte con ese chico.

—¿Con JungKook?

—Él quiere que te quedes. ¿Por qué no lo intentas? Si la cosa no funciona, siempre puedes irte. Tienes tres millones de dólares, tienes los medios para hacer lo que quieras. —Hacer lo que quiera, cuándo quiera y dónde quiera.

Tenía que tomar una decisión, pero no tenía que ser ahora, ¿verdad? JungKook me protegería mientras decidía.

JungKook

Lo vi caminar hacia mí y algo en mi interior me decía que había tomado una decisión y que era posible que no me gustara. Odio sentirme así, a merced de otras personas.

—JK, ¿podrías ayudarme con el dinero?

—Claro, ¿qué quieres hacer con él?

—Supongo que es dinero negro, así que tendría que hacerlo legal. No quiero líos con el estado.

—Podemos hacer unas cuantas maniobras y registrarlo en una cuenta corriente en el lugar que quieras. Podríamos crear una fundación y hacerte gestor de las cuentas. Nadie preguntará de dónde vinieron los fondos y nadie cuestionará lo que hagas con él.

—Me parece una idea estupenda. ¿Y podría transferirle parte a mi madre?

—Eres el dueño del dinero, puedes hacer lo que quieras con él.

—Ya, pero no quiero que ella tenga problemas.

—No los tendrá, te lo aseguro.

—Bien, entonces, ¿puedes ponerte con ello?

—Necesitaré que firmes algunas cosas cuando todo esté en marcha.

—Bien. Cuando esté listo, llámame.

—¿Ya... te vas?

—Tú tienes trabajo que hacer y yo tengo que volver al mío. No quiero que mi jefe se enfade conmigo por faltar tantos días. —Sentí que el vacío de mi estómago se llenaba de luz. Aquello quería decir que se quedaba, que continuaba en su trabajo. Al menos hasta que su dinero fuera legal.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora