CAPITULO 18

305 46 0
                                    


NamJoon

Hacía mucho tiempo que no veía a Christopher, seis años para ser exactos, pero eso no quería decir que mi confianza en él hubiese mermado. Después de mi propia familia, era la única persona a la que confiaría mi vida. Quién iba a decir que, después de destrozarnos durante más de una hora con los puños, íbamos a terminar siendo amigos.

Alcé la vista hacia la puerta de la terraza, cuando escuché la puerta abrirse. Y ahí estaba, metro noventa y cuatro de irlandés bien trajeado.

—Christopher —saludé.

—NamJoon. —Estreché su mano, tirando uno del otro para darnos aquel fuerte abrazo que siempre nos dábamos en los reencuentros.

—Te veo bien, irlandés.

—No puedo decir lo mismo, ruso. Te noto desmejorado. —Alcé una de mis cejas y sonreí. Sí, el cabrón seguía manteniendo el cuerpo de un púgil, quizás con algo más de volumen del que recordaba. Yo, por fortuna o por desgracia, hacía tiempo que me había acostumbrado a solo mantenerme en forma. Ya no necesitaba resolver mis asuntos a golpes, como antaño.

—Ya sabes, la edad.

—Son solo dos años más, NamJoon. Lo que yo creo es que te has ablandado. —Casi se me escapa un intento de risa desganada, pero no lo consiguió.

—¿YoonGi te comentó algo sobre nuestro problema?

—Me dijo que se estaban colando algunos carroñeros del este en su zona y que necesitaban un pequeño refuerzo.

—Benedetto Corsetty.

—El tocapelotas de Benny. Creí que su tío lo mantenía alejado de los problemas.

—Al parecer, le ha soltado la correa para que se lleve los problemas lejos de casa.

—Odio a los perros que cagan en el jardín del vecino.

—Entonces, ¿te apuntas para la patrulla de control animal?

—Con los Min, siempre. Se los debo. —Y sonreí, no porque supiera que contaba con su gratitud y su ayuda, sino porque por unos pocos días, sería como volver diez años atrás, a nuestra época de universitarios. No sería lo mismo, pero volveríamos a pelear juntos.





JiMin

Patas salió disparado hacia la puerta, señal inequívoca de que YoonGi iba a travesar la puerta de entrada en 3, 2, 1...

—¡Eh, grandullón! Te estás acostumbrando a esto de los recibimientos, ¿eh?

—Creo que lo que ocurre es que quiere ser el primero al que le prestes atención. —Me acerqué a él y le di su beso de bienvenida. Toda una tradición desde que vinimos a vivir a esta casa. Bueno, antes también, pero al no ser nuestra casa no podía decir que era tradición. Cuando conseguí que me soltara el trasero, aparté el rostro lo suficiente para ver sus ojos de cerca. Azules, mi marido los tenía siempre azules para mí.

—Antes de que lo olvide, mañana tendré que irme pronto.

—¿Trabajo en la oficina?

—Tenemos algo de jaleo con el casino de Yuri.

—¿Problemas?

—Estamos en medio de un torneo de póker. Jugadores, torneo y dinero, juntar eso ya son problemas.

—Pero tú podrás con ello, cariño.

—Eso tenlo por seguro. Pero como voy a estar muy ocupado, le he pedido a Sam que se pase por aquí. Por si lo necesitas.

—¿Y Kim?

—Estará fuera, como siempre.

—Vale.

—Y ahora, ¿qué tenemos para cenar?

—Filetes de pollo al yogurt, y trufas.

—Mmm, ¿y qué te parece si nos llevamos el postre a la habitación?

—Estás travieso.

—Es que, como tengo que madrugar, tengo que disfrutar de mi tiempo con mi esposo de otra manera, así que, a la cama prontito.

—Lo quieres todo.

—Todo no, solo lo importante. Y ahora, vamos a cenar. —Me alzó y dirigió mis piernas para que envolvieran sus caderas, sosteniéndome por mi trasero, mientras dejaba que jugueteara con su cuello. Me encantaba torturarlo con cosquillas en aquella zona.




JungKook

—Estás muy callado. —No hacía falta ser un genio para ver que TaeHyung estaba nervioso, y sabía que no era solo por el torneo.

—Solo estoy algo cansado.

—Entonces será mejor que nos vayamos a dormir ya —Noté ese leve instante en que su cuerpo se tensó, y lo supe. —. TaeHyung, solo será dormir.

—Sí.

—¡Por dios! ¿Has visto el tamaño de esa cama? Podemos dormir toda la noche, y movernos más que un niño, sin llegar a tocarnos.

—Yo... Nunca he... dormido con un extraño.

—¿Nunca has dormido con otra persona?

—Con mi padre, pero eso fue cuando huíamos de Benny.

—Pues hazte a la idea de que esto es parecido.

—Ya, es fácil decirlo.

—Si fuese un doncel, ¿te sentirías más cómodo?

—No lo sé, probablemente sí.

—Pues entonces, imagina que soy un doncel. Para ti, esta noche, seré tu amigo Kooky. ¿Qué te parece? —Lo vi sonreír y supe que iba por buen camino.

Si le quitaba hierro al asunto y conseguía que se sintiera más cómodo, se relajaría lo suficiente para dormir.

—¿Cómo una fiesta de pijamas?

—Vale, una fiesta de pijamas. Ve a cambiarte. —Él asintió y se fue al baño con el pijama que había escogido antes. Iba dirección al vestidor, cuando me detuve en seco, antes de que desapareciera tras la puerta. —Pero como eso salga de aquí, te corto la lengua.

—Bobo.

—Lo que tú digas, pero no soy trans ni nada de eso. Así que, si alguien pregunta, follamos como locos. —Lo escuché carcajearse mientras cerraba la puerta. Y sonreí, porque era un maldito genio. Cogí un pantalón de pijama del vestidor, de esos de seda que usaba Yuri porque había que ser recatado, pero tampoco agobiarse. Soy de los que duerme en bóxer, así que ni loco me ponía una de esas camisas para dormir. Vestirse para ir a la cama, qué gilipollez. Si no fuese porque el «pequeñín» se emociona cuando me muevo en la cama, le dejaría al aire toda la noche. Pero ya se sabe, las zonas sensibles mejor cubiertas.... Uf, deja de pensar en esas cosas Kookie, que el pequeño cazador se ha puesto a olisquear.

Algo serio, necesito algo serio. Saqué mi teléfono y marqué el número de NamJoon.

—Hola, JK.

—Buenas noches, NamJoon. ¿Te encargaste de nuestros invitados?

—Sí, está todo listo.

—Entonces, nos veremos mañana por el casino.

—Como en los viejos tiempos.

Min's Family (KT) 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora