Volver a verte | Lando Norris 🏎️

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VOLVER A VERTE

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Bela Martínez

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Bela Martínez

Barcelona, España 📍

Barcelona. Nueve letras. Una ciudad. Pero sobre todo, mi casa. Allí nací hace veintitrés años un día bastante lluvioso a pesar de ser casi verano, o al menos eso siempre me contaba mi madre.

Amaba Barcelona con todo mi ser, pero era una chica bastante viajera. Y si había algo que amaba por encima de mi ciudad, eso era viajar. Había empezado a trabajar muy joven, cuidando a niños o dándoles clases de apoyo, gracias a eso conseguía el dinero que utilizaba para viajar. Con tan solo veinte años ya había visitado algunos de mis países favoritos. Aunque también contaba con la ayuda de mis padres para cumplir esos sueños.

Amaba viajar y conocer otros lugares tanto que solicité una beca que me permitiera estudiar en alguna universidad del extranjero. Estudiar en París fue una de las mejores decisiones que pude tomar. En principio serían los cuatro años que duraba la carrera, Periodismo y Comunicación Audiovisual, sin embargo, al acabar la misma, recibí una tentadora oferta que hizo que alargará más mi estancia allí. Trabajar como una de las fotógrafas oficiales del equipo de fútbol de la ciudad, Paris Saint-Germain, unía mis dos grandes pasiones, la fotografía y viajar.

París se convirtió en un casa, pero Barcelona siempre será mi hogar, un refugio para mí y no importaba que tan lejos estuviera por que siempre volvería cuando mi familia me necesitará.

Y aquí me encontraba de nuevo, en Barcelona, atendiendo el negocio familiar de la mejor manera posible. Solo llevaba un par de semanas aquí y ya parecía que me iba haciendo con todo. Llevar un restaurante no es nada fácil y menos si se trata de uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad. Aunque solo sería una medida provisional hasta que encontráramos a alguien de confianza que tomará el relevo.

Mis padres no podían dedicarle el tiempo suficiente para sacar adelante el negocio. Mi padre estaba enfermo y durante las últimas semanas había pasado más tiempo en el hospital que en su propia casa. Y mi madre debía estar con él, debía cuidar con él ya que estaba demasiado débil como para valerse por sí mismo. Por lo que la única que quedaba era yo para hacerme cargo del restaurante.

— Aún no me puedo creer que hayamos cerrado para un grupo tan pequeño — la voz de Carlota me hizo volver a la realidad.

El restaurante estaba preparado para recibir la visita de un grupo de chicos. No eran un grupo cualquiera, si no que se trataban de los pilotos de Fórmula 1 que se encontraba este fin de semana en la ciudad.

— Ya sabes que no son unos chicos cualquiera — le dije mientras me ponía la ropa bien.

Había cogido esa pequeña manía desde que era una niña.

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