Aquí podréis encontrar algunas historias cortas sobre algunos de los pilotos de F1.
No soy experta en F1 por lo que pude haber errores y cosas incoherentes, pero espero que les gusten tanto como a mí escribirlos.
Todas las historias han sido fruto...
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Bela Martínez
New York, EEUU 📍
Miraba por la ventana del taxi, intentando captar todo a mi alrededor. Los edificios eran enormes, las calles estaban llenas de gente, este lugar era increíble. Visitar esta ciudad era un sueño para mí y hoy, tras casi veintiseis años después por fin lo estaba cumpliendo.
Estaba segura de que este viaje iba a ser muy especial, tanto para mis amigas como para mí. No era una ocasión normal, habíamos vendido hasta aquí para celebrar varias cosas. La primera de todas, era el cumpleaños de dos de nosotras, ya que cumplíamos años en la misma semana. Y por otro lado, había que celebrar que hace poco me había doctorado en química. Había trabajado muy duro para conseguirlo, todas las lágrimas que había derramado durante estos años eran prueba de ello.
— Tengo un jetlag impresionante —
La voz de Carlota nos sacó a todas de nuestros pensamientos, ya que todas observábamos embobadas las calles, como si fuera la primera vez que veíamos algo igual.
No debíamos tardar mucho más en llegar al hotel, eran cerca de las nueve de la mañana, lo que significaba que serían las tres de la tarde en casa, en España.
— Creo que no nos interesa dormir, habrá que aguantar el primer día a base de café — añadió Alma con una sonrisa.
— ¿Cómo pudistes sobrevivir cuándo fuistes a Los Ángeles? — me preguntó Carlota
Hace cerca de un año, viajé a Los Ángeles junto a mi grupo de investigación para asistir a una especie de feria científica. El jetlag fue horroso, pero debíamos sobrellevarlo, ya que debíamos asistir a todas las ponencias y conferencias. Recuerdo que dormí un par de días al volver a casa.
— Con mi compañero de confianza — dije riendo — El café —
El hotel se encontraba cerca de central park, estaba deseando ir a la habitación para ver las vistas que esta tenía.
La primera parada fue ir al restaurante del hotel para tomar un buen desayuno, todas estábamos hambrientas y así podríamos recuperar fuerzas.
— Voy a cogerlo, quizás sea importante — dije cuando mi teléfono empezó a sonar.
Era una compañera de equipo y si me llamaba quizás era para algo importante. Me alejé un poco de la mesa, para poder hablar más tranquila.
— Siento molestarte. Pero ha pasado algo muy gordo —
Esas fueron sus primeras palabras de Bea, las cuales provocaron que mi corazón se acelerará y los sentidos se pusieran en alerta para escuchar la historia.
