Capítulo 2

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Emma

—«No puedo concretar la hora, ni el sitio, ni la mirada, ni las palabras que pusieron los cimientos de mi amor. Hace bastante tiempo. Estaba ya medio enamorado de ti antes de saber que te quería» —pronunció en voz alta mientras leo orgullo y prejuicio, mi libro favorito.
Cierro el libro, y miro la pared pensativa. ¿Porque no puede pasarme esto a mi? ¿Que estoy haciendo mal? —me pregunto— talvez porque tengo al Señor Darcy como expectativa. Es imposible que un hombre que se le asemeje camine por la tierra y yo no sepa de su existencia. Dejo el libro en la mesita de noche.
Me gusta leer, soy una romántica destinada a la soltería. La lectura se ha vuelto un escape para mis problemas.

Hace 2 semanas que llegamos a Nueva York, y la verdad es que la situacion no es mala...
La situación es malísima pésima, terrible, espantosamente mala.

No tenemos trabajo, es muy difícil conseguir trabajo. Te piden experiencia cuando acabas de salir de la universidad, quien rayos pide experiencia. Nos volvimos unas mantenidas. Clara y yo no la pasamos enviando currículum a todas las empresa y hospitales, vamos a entrevistas, voy a muchas entrevistas y siempre me dicen lo mismo.

Espera nuestra llamada, nos comunicaremos contigo si eres apta para el puesto. Y los soy mi currículum es perfecto.
Me recuesto en la cama con cansancio.

Pero soy una persona positiva, y mi deber es encontrar un lado positivo a esta situación.
Y la verdad.... no sé cuál sea.
Mi atención sigue en el techo pensando en uno. Y no lo encuentro.

Bueno, hay uno: respiro.

Escucho el tono de llamada, y me resulta espantoso.
Porque mi mamá es la única que me llama. Mi única amiga es Clara y vive conmigo.
Tomo el celular y contesto.

—Hola mamá, ¿cómo están?—digo animada para que no note mi aflicción.

—Hola hija, nosotras  estamos bien. ¿Cómo estás tú? ¿Ya encontraste trabajo? —dice del otro lado.

—Estoy increíble, me va muy bien. Ya la otra semana empiezo a trabajar —miento—, y estoy segura que me irá muy bien.

Es mejor así, ya no se preocupara. No es bueno que se preocupe mi mamá sufre de hipertensión. Necesito cuidarla no preocuparla.

—Que bien, te felicito. Amelie se alegrará mucho cuando le cuente — dice feliz—, ya está preparando todo para el año próximo, quiere aplicar a una beca parcial. Esta muy emocionada por entrar a la universidad y ser cirujana.

¡Carajo! Tengo que conseguir lo más pronto posible un trabajo, tengo que ahorrar.

—Que bien mamá, dile que estudie mucho. Para que sea la mejor. Y yo empezaré a ahorrar para su universidad — respondo con tranquilidad para que no note mi pena.

—Que bueno, Amelie será la mejor cirujana —comenta orgullosa.

—Lo sé, que bien que tiene una oportunidad de lograrlo —recuerdo— será muy buena.

Suspira al otro lado.

—Te parece si te hablo luego, estoy cansada —le digo o se dara cuenta de mi situación.

—Procura esforzarte por Amelie, no la decepciones —me dice—. Ya bastante lo has hecho.

—Adios, ten buena noche y saluda a Amelie de mi parte. —Trato de no poner cuidado a lo que dice—. No te preocupes por nada.

—Adiós.

Cuelgo, no sé que voy a hacer. Si sigo así voy a vender mi virginidad o terminar de prostituta en una esquina. O regresar que sería mucho peor, ver la cara de decepción de Amelie y mi madre me mataría.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora