Capítulo 15

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Emma

La relación con el papucho ha mejorado mucho. ¡Muchachos! déjenme decirles que ya contesta la mayoría de todas mis preguntas.

Se ha vuelto agradable el tiempo con él.

Como ahora que estamos jugando Basta. Me costo una hamburguesa con papas, pero para que no esté amargado como siempre le dije que sí.

—¿Pero, como se juega esto? —Pregunta.

—¿Nunca lo ha jugado?

—Por algo pregunto.

—Bien, le voy a explicar despacito para que me entienda —me acerco más a él.

—No soy retrasado —pone atención a la hoja que le di con los datos.

—Todo lo que dice aquí, nombre apellido y más —asiente—, tiene que llenar la fila con cada cosa correspondiente con lo que dice acá —señalo la fila superior—. El que más rápido la llene, gana.

—¿Que voy a ganar? —Me mira a los ojos, y me doy cuenta que estoy demasiado cerca.

—¿Qué quiere perder? —Me alejo volviendo a mi posición inicial.

—Nunca pierdo y no lo voy hacer con una umpa lumpa.

—¿Qué quiere apostar? —Me cruzo de brazos.

—Un beso.

—eeh... —Me tambaleo.

Se ríe descaradamente.

—Solo era una broma, yo jamás te besaría —me muestra su dentadura perfecta
—, no sé me ocurre nada.

—Si ganó yo, me regala el libro que yo quiera.

—¿Y yo qué?

—Pida algo que quiera.

—¿Cualquier cosa?

Asiento.

—No te llevas bien con Thomas, ¿Verdad?

—No.

—Cuando venga a mi habitación, tienes que hacerle un baile totalmente ridículo, cantando una canción.

—Nunca, otra cosa —no haría tal cosa es ridículo.

—Bueno entonces no juego —intenta irse.

—No, pero pídame otra cosa, a su padre le caigo mal y él a mí.

—Pues por eso, quiero fastidiarlos a los dos.

Puedo aceptar, voy a ganar, él no sabe cómo se juega. Y si por alguna razón voy perdiendo puedo hacer trampa.

—De acuerdo —extiendo mi mano.

—De acuerdo —la estrecha.

Hemos empezado, esta en juego mi dignidad. Vamos empate el papucho no es nada baboso. Es su primera vez y no lo hace nada mal.

Esta es la última ronda, llevamos la misma cantidad de puntos. Es la decisiva.

—Letra R —dice el papucho, y empezamos a escribir como locos.

—Basta —grito levantando mis brazos y nos detenemos.

—Nombre —hablo para empezar.

Se ve satisfecho, logro terminar a tiempo.

—Randall —sonrie.

—Rosa.

Seguimos así sucesivamente, hasta que surge un conflicto. Me equivoqué por la adrenalina y no pensé bien lo que escribía.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora