Capítulo 25

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Emma

-¿Qué dice? ¿Alejarme de él? -No salgo del asombro.

-Ya lo dije tu relación con mi hijo tiene que ser solamente profesional. -Su tono serio no da cabida a dudas.

-Pero... somos amigos -intento explicar.

-Eso a mi no me importa, si te digo que te alejes de él, así lo vas a hacer.

-Eso ya no se puede, Paul y yo...

-¡Ya hablé, Emma! -Su grito logra callarme-. ¡No te quiero cerca de él! -retrocedo por reflejo- ¡Y si lo digo lo haces!

Golpea su escritorio colérico, su respiración es pesada. Está enojado y esta vez no hice nada.

-Asi será a partir de ahora -demanda-, serás enfermera, ni amiga, ni puta.

-Yo no he hecho nada malo, solo intenté llevar la situación lo mejor posible.

-Vaya manera de cuidarlo, contraté tus servicios de enfermera no de...

-Cuide lo que dice -advierto-, no soy ninguna puta y no lo pienso ser.

-Entonces compórtate y limitate -ordena-. Emma, no imagines lo que jamás podrá ser. No eres más que un momento para Paul ¡Ahora vete!

Me apresuró a mi habitación, no me siento nada bien. Siento mis manos temblorosas, mi respiración irregular y mis latidos acelerados.

Pero yo no hice nada malo, fue un pequeño beso. No era para llamarme... No lo soy.

Me siento en el piso usando de apoyo la cama. Una puta para Paul... solo eso.

Sabía que estaba mal que Paul me gustará. Pero creí que no sería tan malo si Paul sintiera lo mismo.

Esto no está bien. Por qué creí que sería diferente. Nada me sale bien y esta vez no sería la excepción.

No puedo evitar dejar salir una lagrima que limpio de inmediato.

No voy a permitir que su opinión me afecte. Solo cumpliré con lo que pidió.

Porque yo no hice nada mal.

Yo no hice nada mal.
Yo no hice nada mal.

Me levanto del piso, tengo trabajo que hacer.

-Señor Beckham, ¿Necesita algo? -Entro a su habitación.

Volviendo a lo que éramos antes. Lo que nunca debió cambiar.

-Volvimos al usted -mueve su silla hacía mí -. ¿Tendré que recordarte diario que me hables de tú?

-Solo quiero saber si necesita algo, para poder retirarme -quiero evitar mirarlo a los ojos.

Sus ojos demuestran más de lo que quisiera ver. Algo que estoy segura mi estúpida cabeza inventa.

-¿Te sientes bien? -Aparto la mano cuando intento tomarla.

-Solo respóndame señor Beckham -me resisto a su toque-, si no es así me retiro.

-Emma -logra tomarme de la mano-. ¿Qué te sucede?

Su toque envía señal de alerta.
Y lo único que hago es negar con la cabeza.

-Nada, pero si no requiere de mis servicios tendré que retirarme.

-¿Te sientes mal?

Trato de mostrarme firme, no puedo relacionarme de otra manera que no sea profesional.

-Claro que no -busca contacto visual-. Pero... no quiero estar más aquí.

-¿Fue Thomas? -Cuestiona-. Si te dijo algo, tienes que decírmelo.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora