Capítulo 5

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Emma

Llego al departamento con unas tremendas ganas de llorar. Me van a despedir por respondona, pero no podía permitir que me hablara de ese forma cuando me acerque a saludar amablemente.

No puedo hacer nada estamos hablando de Thomas Beckham, millonario y egoísta. No le va a costar nada hacer que me despidan.

Y lo que veo no me ayuda para nada. Clara y Jade en el sillón de la sala, semidesnudos. Se arreglan la ropa cuando me ven entrar.

—Perdi mi trabajo —cuento ignorando la escena.

—¿Cómo? —pregunta Clara— ¿Te despidieron?

—No pero lo van a hacer —me siento en el sillón individual espero aquí no hayan hecho nada.

—¿Ahora qué hiciste? —acusa Jade.

—Yo nada, me ofende tu acusación princesa —respondo con calma.

Me observan con una ceja enarcada.

—Voy a contar desde el principio para que sepan que no fue mi culpa —aclaro—fue culpa del anciano millonario y mal educado, con complejos de superioridad —de solo acordarme me da dolor de panza.

—En lo que cuentas tu estupidez del día, yo voy a pedir la cena —anuncia Jade yendo por el teléfono.

Luego de la llamada de Jade, relato lo sucedido. Omitiendo el orgasmo visual que tuve con el papucho de Paul Beckham. Lástima que ya odio a esa familia.

—Pero como se te ocurre hablarle de esa forma a Thomas Beckham —me regaña Clara—, yo sé que no fue tu culpa, pero lo hubieras ignorado.

—Sabes como soy y no puede aguantarme —me desahogo— me hablo mal, hubieras visto como me vio como si fuera un ser inferior que no vale nada. Como si él fuera un dios inalcanzable. Dijo que yo no valía nada, y no me gusta que digas eso.

—Te conozco, pero tienes que aprender a controlarte no puede ir por ahí gritándole a la gente porque no te gusta lo que dicen —habla Clara—, si te ofenden como es el caso talvez, pero fijate primero que a la persona que le vas a decir sus verdades no tenga el poder de arruinar tu vida. Thomas Beckham, puede arruinar tu reputación con un solo movimiento de dedo —dice y escucho el timbre, es el repartidor.

Jade se levanta y paga la cuenta. Nos turnamos las semanas para pagar la comida  cuando pedimos a domicilio.

—Eso es cierto, te has metido a muchos problemas por tu forma de hablarle a las personas que te ofenden —exclama Jade acercándose con la comida— tienes que aprender a controlarte.

Tomo un pedazo de pizza y lo llevo a mi boca. Simplemente delicioso, la comida es la solución a los problemas.

—Leí un ejercicio de relajación en una revista, cada que te enojes haz esto —Clara se sienta con la espalda recta, piernas cruzadas y coloca sus manos sobre ellas—, colócate en esta posición, respiras por la nariz mantienes el aire y cuentas hasta tres, sueltas el aire y en voz alta dices "cálmate" hasta que te relajes.

—¿Y si no puede sentarse? —pregunta Jade.

—Haces todo lo que te dije, omitiendo la parte de sentarse y la calma llegará a ti —dice mientras hace el ejercicio—. A mi me funciona lo hago, cada que alguno de ustedes dos me enoja.

—Jade, más que yo —aclaro defendiéndome.

—Claro que no, la enojas más tú, microbio —alega Jade burlándose de mi estatura.

—Cállate princesa, tú eres un fastidio —me defiendo—. Rubia, dile que él fastidia más que yo, aclaraselo para que deje de molestar.

Miro a mi rubia que come pizza tranquilamente.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora