Capítulo 63

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Emma

Me quedo viendo un punto fijo. El techo de color blanco en el hospital. Al borde del abismo apunto de lanzarme hacia a el. Siento que será la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo.

Me siento a la orilla de la camilla con el líquido carmesí escurriendo de mi brazo al quitarme con arrebato la aguja.

Respiro hasta tomar el valor que necesito para actuar, valor que nunca tuve antes y me arrepiento por haber sido una cobarde. Bajo de la cama abriendo el cajón del carrito de emergencia.

Me devuelvo a la cama con el pensamiento fijo en mi cabeza.

«Hazlo». Cierro los ojos con su imagen en mi cabeza, su sonrisa, sus ojos... Ya no hay nada...

Ubico el bisturí sobre la cicatriz de hace años. Me arrepiento tanto, ¿Por qué no lo hice en su momento? Hubiera sido lo mejor para todos.

La vista se me nubla un mar de lagrimas se acumulan en mis ojos. Escurren por mis mejillas cayendo sobre mis piernas.

Lo tomo entre mis dedos, haciendo presión sobre mis venas.

Hundo el filo de la navaja... Corro lo un poco, ese poco que talvez sea suficiente.

—Estoy embarazada  —la voz de mi amiga me detiene—. Vas a ser tía y su madrina.

—Quiero que mi hijo conozca a su tía —se acerca con cautela— si no quién lo va a malcriar.

—Ya no puedo... —niego llorando y la sangre se derrama.

—Dejarás a mi hijo sin su tía, porque puedo apostar que serás su favorita —queda a pocos pasos de distancia.

—Siempre he querido uno —murmuro saboreando lo salado de mis lagrimas.

—¿Qué quieres que sea? —se para frente a mi— ¿Niña o niño?

—No me importa.

—No le he dicho a Jade —me quita el bisturí de las manos— se lo diré hoy en la noche.

Busca una gasa para poner sobre el corte que eliminó la cicatriz. Limpia la sangre que escurre de la canalización.

—¿Lo vas a consentir mucho? —llora y asiento.

—Tengo cinco semanas, me enteré hace cuatro días —avisa— ya quiero ver la reacción de Jade.

—Se volverá loco —mantengo la mirada gacha.

—Doscientos dólares a que se desmaya —dice.

—Trecientos a que vomita y luego se desmaya —apuesto.

—Trato.

Con su poca experiencia hace lo que puede para ayudarme. La sangre no deja de salir de mi muñeca. Le quitó la gasa y hago presión para detener la sangre. «No quiero que pare».

Está llorando y eso le hará daño a mi sobrino.

—Deja de llorar puede afectarle al bebé.

—Tengo miedo —llora aún más.

A esto me refiero, le hago daño de cualquier forma a las personas a mi alrededor. Aunque no lo deseé las personas a mi alrededor siempre sufren los daños, y talvez solo sean Jade y Clara.

Porque a nadie más le importo.

—Tengo que conocer a mi sobrino —intento calmarla, pero mi cabeza se siente pesada.

—Si no hubiera llegado...

—Nada de esto es culpa tuya —aclaro— Cualquier decisión que tome es pensando en mi tranquilidad.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora