Capítulo 34

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Paul

Despierto al sentir flashes consecutivos en mi cara. Me cubro los ojos con la mano libre, cuando siento peso en el otro brazo a causa de Emma.

—Tomale una de este ángulo —escucho a Noah.

Siento otro flash alumbrando.

—Ya está, voy a hacer un álbum completo —comenta Harry.

—¿Qué hacen par de estupidos? —abro los ojos.

—Que bonito se ven juntos —dice Harry con ternura fingida.

—Lárguense, si llega a despertarse les descuento el sueldo —amenazo.

—No puedes hacerlo —alega Noah.

—Si puede —musita Harry— es dueño mayoritario por derecho.

Se miran entres si, saben que soy capaz de hacerlo.

—No lo harías —Noah entra en pánico.

—Será mejor que se vayan —ordeno.

—Por nosotros ella está acostada a tu lado —Harry se acerca— ahora agradece.

Me besa la mejilla, no puedo moverme o despertaré a Emma.

—Ya déjame —intento quitármelo de encima.

—Ahora yo —se le une Noah.

Hace lo mismo, me resisto de golpearlos.

—Les voy a quitar el sueldo de dos meses —zanjo—. Por arruinarme la mañana.

—Soy rico —presume Harry.

—Yo igual —Noah se encoje de hombros— mis padres son millonarios.

—Igual el mío —Harry rie.

—Pero si descuento el de Mía, ella se enfadara contigo —se congela.

—Y a ti, le diré a mamá que te vas a gastar tu sueldo con putas —me aniquilan con la mirada.

«Siempre gano».

Pero Harry sonríe malicioso.

Tocando mi único punto débil.

—Ahora tienes una debilidad —señala a Emma.

—¿Será que a Emma le gustará saber que te cogías a las enfermeras a tu cuido? —amenaza Noah.

Son unos malditos perros.

—¿O que tenias una demanda por ello?, por una mujer dolida por tu rechazo —sigue Harry.

Emma no puede saberlo, me va a matar o peor, dejarme por eso.

—Si ustedes no hablan yo tampoco —hago un trato.

—Hecho —responden al mismo tiempo.

—Fuera —me molesta que se aprovechen de mis sentimientos por Emma.

Lo harán a partir de ahora. Tendré que tener mucho cuidado con lo que hago.

—Te queremos muchísimo —salen riendo.

Emma se remueve para acomodarse. Ya no siento mi brazo, solo falta que me quedé sin la movilidad de el también.

Pasan los minutos y Emma no despierta.

Su respiración tranquila, su piel suave, sus pestañas largas.

No me canso de observarla.

Su boca está entreabierta con una media sonrisa y solo me dan ganas de comerla a besos. Su nariz fina, su aroma dulce, solo me dicen porque me enamoré de ella.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora