Capítulo 50

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Emma

—Tengo una sorpresa —comenta Paul—, y te va a encantar.

—Dámela —exijo curiosa.

—Esta en tu habitación —dibuja una sonrisa.

Salgo corriendo en busca de la sorpresa. Arreglamos las cosas, se disculpó por haberme gritado. Se siente frustrado, no le gusta depender de los demás y su situación lo obliga.

Sigo intentando arreglar las cosas con mi familia, mamá a cedido un poco. Pero, Amelie, no quiere hacerlo.

Mejoramos poco a poco, siempre podemos hacerlo. Y ella lo hará.

Hay una caja grande color blanco con listón azul en forma de moña. Lo deshago, encontrándome con mi vida entera. Mi corazón entra en paro al contemplar lo que mis ojos ven.

«Es imposible».

Son distintos libros. Distintas ediciones de orgullo y prejuicio. Me tiemblan la manos al tocar el primero. No lo quiero dañar.

Es la edición con ilustraciones, lo deposito en su lugar con sumo cuidado. El siguiente que tomo trae las cartas consigo, las cartas que se envían.

«Me muero».

Son en total quince ediciones distintas, hay una taza con la imagen de Elizabeth besando las manos al señor Darcy.

Tomaré mi café diario en esa taza. Un poster de ellos juntos.

El mejor día de mi vida.

Un llavero del libro, tiene páginas y esta la imagen de Jane Austen. Con las citas más conocidas del libro.

Pero lo que encuentro dentro de la bolsa negra en el fondo de la caja, me hace amar a un más a Paul Beckham.

Una maldita sudadera blanca con la palabra Pemberley y el castillo de Darcy, plasmada de color negro en ella.

«Me encanta».

Recuesto mi frente sobre el borde la caja. Sin poder creer lo que ha hecho por mí.

Las lagrimas inundan mis ojos, sin poder evitarlo. Dejo todo en su lugar, cuidándolo como mi mayor tesoro.

Voy con Paul, y me sonríe satisfecho.

—Sé que te encantó —ni siquiera lo duda.

Me tapo la cara con la manga de la sudadera. Me acerco a él, refugiándome en su cuello.

Nunca nadie se ha esmerado tanto por mi, a nadie le he importado lo suficiente para hacer esto.

Pero a Paul, sí. A él si le importo.

—No tienes una idea cuánto te quiero —me tiembla la voz— Te quiero con todo lo que mi corazón puede hacerlo.

—Que bueno que te gustó —acaricia mi cabello.

—Tienes pase libre para pedirme lo que quieras —no sé que darle para pagarle lo que ha hecho— Puedes pedirme lo que quieras y yo no me negaré ni te llevaré la contra.

—¿Lo que yo quiera? —sonrie pícaro.

—Lo que desees —afirmo.

—Que gran oferta, pensaré como usarlo —lo beso, merece todo el amor del mundo.

Por ahora que se conforme con el mío, porque haré hasta lo imposible para que se sienta amado. No puedo dejar de agradecer, tanto que se molesta.

—No hagas que me arrepienta, bonita, fue un detalle.

—Lo mejor que me ha pasado en al vida.

—Gracias, eh...

—Aparte de ti, amor, te quiero.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora