Emma
Estoy frente a la mansión Beckham. El señor Beckham cumplió con mandar al chófer. Me sentí poderosa, en ese carro de lujo y no puedo tener.
—Entra ya, que está más insoportable que nunca —dice Noah.
—Hola, Noah —se detiene frente a mi—. ¿Tan mal está?
—Peor de lo que te imaginas —asegura—, le afecto más de lo que pensábamos tu partida. Tengo que irme, hablamos otro día. —La decepción en su voz no pasa inadvertida.
Se despide dándome un beso en la mejilla y un corto abrazo.
No pensé que le importara tanto. Nunca lo demostró.
Tocó el timbre y sale Milene.
—Gracias a Dios que viene —suena aliviada—. No sabe lo que le pedí a Dios para que volviera.
—Eh... Gracias, solo le di un poco de espacio —contesto.
Tanta atención me hace sentir incómoda.
—Pues se tardo mucho —me jala del brazo.
—¡Ah! —escucho el grito de la señora Beckham—, nunca pensé que sería feliz de verte.
No sé si sentirme halagada u ofendida.
—Señora Beckham —saludo cortes.
—Llevala Milene, si ella no puede no se que será de él —me abraza—. Por favor perdona su estupidez, los Beckham tienen un poder para arruinar por miedo lo que quieren —confiesa.
¿Me quiere?
—No empieces Grace —llega el señor Beckham—, los Beckham no temen a nada —reconoce airoso.
—No me provoques, Tomy —rio por como lo llama, el señor Beckham me aniquila con la mirada—. Sabes de lo que soy capaz o quieres que te lo recuerde —se cruza de brazos y le cambia la cara al anciano.
—No, mejor vámonos —le besa la frente.
—No que no temes a nada —se mofa de él.
—Los Beckham, siempre tienen una excepción —confiesa.
—Vamos señorita —Milene me acompaña.
Pero quiero hacer algo, le pido a Milene ayuda para llevar a cabo mi plan.
—Si señorita el señor Paul, cambio hace meses la suya —la sigo—, todavía funciona, la cambio porque ya estaba aburrido de la misma.
—Millonarios —rio.
—Sí, hacen lo que quieran —asegura—. Mas ellos, tienen mucho poder en el país y me atrevería a decir que fuera de él. Por el simple hecho de llevar el apellido.
—El dinero mueve el mundo —comento.
—Con el que ellos poseen lo aseguro, el señor Beckham, dueño de una empresa valorada en billones. Y la señora Grace, dueña de uno de los mejores restaurantes, cinco estrellas. Con presencia en ocho países —confiesa tranquila.
Hasta el calzón se me cayó de la impresión. Son multimillonarios y yo tratándolos como a cualquiera.
Pero a mi que, el dinero no me importa. Y mucho menos el que no es mío. Son personas como yo, no tengo porqué tratarlos como reyes.
Milene, me da lo que necesito para que todo salga bien. Me enseña cómo usarla.
Y me encaminó a la habitación del papucho.
Pero choco con la pared al llegar al pasillo de nuestras habitaciones.
Abro la puerta como puedo, no me acostumbro a esta cosa.
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¿Amar Vale La Pena?
RomanceLa vida de Paul, cambio drásticamente después de su lamentable accidente, que para su infortunio lo dejo en una silla de ruedas. No le ve más ningún sentido a la vida. Emma, que a pesar de sus conflictos y problemas personales no da marcha atrás. Ll...