Capítulo 12

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Emma

Me levanto emocionada de salir y convivir con gente que tenga buena conversación o por lo menos que diga más de veinte palabras y que no sean órdenes.

Llegó al departamento de Jade y Clara, decidimos juntarnos aquí para luego ver qué hacemos. Entro y no hay nadie, no se escucha ruido.

Voy a la cocina con cautela no quiero encontrarme una escena +18 protagonizada por mis amigos. No hay nadie tomo una manzana, camino por los pasillos de la habitación.

Y como lo sospechaba, escucho unos gemidos provenientes de la habitación de la parejita.

—¡Más duro, Jade! —grita Clara— ¡Así...ah!

—¡Clara, me enloqueces! —corresponde Jade—. ¡Me fascina tu coño!

Okey, esto ya es mucha información, nuevo trauma desbloqueado: escuchar gemir a mis amigos calenturientos.

Es desagradable como les puede gustar tanto el sexo que chiste tiene el compartir fluidos corporales con otra persona.

Prefiero distraerme en otra cosa, decido por hacer panqueques, lo más delicioso del mundo y lo único que puede hacerme borrar imagen mental tan horrorosa.

Los preparo mientras mis amigos se aparean.

Ojalá en un futuro no muy lejano, Clara se embarace, me de un sobrino y que algo bueno salga de sus "encuentros".

Me lleva media hora en preparar las tres porciones de panqueques. De seguro vendrán cansados, el sexo hace gastar calorías. Me siento frente a la isla de la cocina.

Empiezo a cortar en triángulos pequeños mis panqueques, unto miel de frutas en ellos, la puritita perfección.

Estoy a punto de llevar un bocado a mi boca cuando los veo entrar, tan felices y satisfechos.

—Emm, no escuchamos cuando llegaste, pensé que ya no vendrías —dice Clara sentándose frente a mi tomando sus panqueques. Jade se dirige a la nevera por jugó.

—Y como querías escucharme si tus gemidos opacaban todo ruido —empiezo a comer.

—Ya sabes como somos microbio, no es nada a lo que no estés acostumbrada —comenta la princesa con descaro.

—El sexo es normal lo que no es normal es que lo hagan a cada rato —respondo.

—Tú lo dices porque no conoces los placeres de la vida —habla Clara.

—Virgen al matrimonio.

Virgen tal vez, pero el matrimonio lo veo muy, pero muy lejano de mi futuro.

—¡Ja! Ni tú te lo crees, espera que te enamores y te dejarás ir como gorda en tobogán —dice Jade mientras come.

—Pero lo veo muy difícil —me quejó.

—Puedo presentarte unos amigos si quieres —ofrece Jade.

—No, tus amigos son portadores de enfermedades venéreas, son unos prostitutos en toda la extensión de la palabra —interviene Clara.

—¡Que dices! Mi amigos son muy cotizados nada más, no les gusta negar un buen polvo.

—Los justificas nada más —contesta Clara.

—Dejen mi vida sexual tranquila, que yo sabré lo que hago —acabo su discusión.

—De acuerdo de lo que te pierdes al seguir siendo virgen —añade Jade.

Cambian de tema haciéndome preguntas sobre como llegue a la mansión Beckham. Parece historia dirigida por los productores de la rosa de Guadalupe, puro drama.

¿Amar Vale La Pena?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora