El país de XianLe, un reino próspero y abundante ubicado en las llanuras centrales, lleno de bellezas, riquezas y tesoros. Un país pacífico, al menos la mayoría del tiempo, puesto que aquel día, el príncipe heredero al trono había desaparecido.
El joven príncipe herdero había salido al jardín del palacio para entretenerse, junto con su pequeño amigo Feng Xin observaban las preciosas flores del jardín, admirando sus colores y olores, hasta que, sin previo aviso, el pequeño príncipe salió corriendo, en dirección al bosque que separaba el palacio real del resto de la montaña. Feng Xin trató de perseguirlo, pero no pudo llegar más lejos tras haberse chocado con un enorme muro.
Los sirvientes y soldados del reino buscaron por todo el jardín, dentro del palacio y las afueras de este. Simplemente no había rastro del pequeño príncipe, como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.En una de las cámaras del palacio, en el regazo de la reina de encontraban dos niños, llorando a más no poder. Feng Xin, quién se sentía culpable por la desaparición de su príncipe, y Qi Rong, el primo del príncipe heredero, que lloraba y se desahogaba creyendo que no volvería a verlo. La reina acariciaba las cabezas de ambos con delicadeza, susurrando e intentando calmarlos con palabras suaves y cálidas.
Ambos niños se quedaron dormidos después de tanto llanto, y la reina no se levantó hasta que un guardia entró rápidamente para informar que ya lo habían encontrado.Al parecer el príncipe se negaba a ir con ellos, fue encontrado dentro de un agujero en el tronco de un árbol cerca del pabellón del sacerdote principal del reino, tras los intentos de los guardias de llevarlo, sujetó una rama y comenzó a princharlos como si de una espada se tratase. Era tan obstinado que enviaron a alguien a ver a la reina, para que lograra ser convencido.
Al oír la pequeña historia la reina sonrió divertida y aliviada. Se levantó con cuidado por los dos pequeños que seguían durmiendo y siguió a los guardias.
Cuando llegaron al lugar, solo pudo ver a su hijo, con sus túnicas de seda manchadas de barro, ramitas y hojas, su cabello largo peinado con un medio moño también cubierto de hojas y un tanto despeinado, la corona de su cabello ya no estaba y extendía uno de sus brazos protegiendo el hueco del tronco mientras que su otra mano sujetaba una rama más larga, la cuál apuntaba hacia los guardias.
-A-Lian -dijo ella.
Xie Lian, al ver a su madre sonrió de oreja a oreja y gritó con emoción, pero no sé retiró del tronco.
La reina se acercó más a él al darse cuenta de que algo había ahí que quería proteger, se arrodilló para estar a su altura y lo abrazó, sin importarle lo sucio que ahora estaba su traje. El pequeño correspondió el abrazo y corrió adentro del hueco del tronco, exclamando que ya era seguro salir.
Todos abrieron los ojos con sorpresa, pues lo que el pequeño Xie Lian intentaba proteger era un niño de al menos unos siete años, la misma edad que el príncipe, más bajo que este y con prendas desgastadas y sucias. Su cabello era más corto y llevaba vendas en la cabeza, que cubrían su rostro y uno de sus ojos, además de que llevaba puesto la coronilla que le faltaba al príncipe.
-A-Lian... -dijo la reina procesando que debía decir -¿Quién es tu nuevo amigo? -sonrió.
-Madre, él es Hong-er. Lo encontré en el bosque y jugamos mucho, pero nos ensuciamos, quiero que me acompañe al palacio.
Sin duda fue una sorpresa la petición del joven príncipe, la mayoría de los soldados rieron considerando que la reina no lo aceptaría. Xie Lian los miró, con la misma decisión que tuvo cuando dijo esas palabras, ya sabiendo que pasaría, no dejó de proteger al otro niño hasta asegurarse de que ya no eran solamente guardias los que los acompañaban.
Algo de lo que sin duda, la reina se dió cuenta.Miró al otro niño, que la observaba con miedo, pero se sujetaba firmemente a las mangas del príncipe.
-Bueno, Hong-er. ¿Estarías de acuerdo con acompañarnos?
La felicidad de Xie Lian dominó completamente el aura de sorpresa que inundó a todos los demás presentes. El príncipe abrazó tiernamente a su compañero y lo tomó de la mano para que avanzaran. Sin embargo, el otro se detuvo.
-¿Hong-er? -preguntó Xie Lian.
Hong-er soltó su agarre del príncipe y corrió hacia los árboles, desapareciendo de la vista de todos. La reina, imaginando la posible decepción de su hijo se arrimó a él para abrazarlo, pero Xie Lian nunca se mostró triste, rechazó el abrazo de su madre y se quedó estático viendo por dónde el otro niño había desaparecido.
Tardaron varios minutos. Ninguno se movió, varios soldados habían intentado avanzar para buscarlo pero fueron detenidos por el mismo príncipe. Cuando la reina ya no se sentía con esperanzas de que él pequeño volviera, vieron una figura moverse por los arbustos.
Hong-er había regresado, ahora con los brazos sosteniendo un montón de flores blancas.
En cuanto llegó a dónde Xie Lian se encontraba, le entregó varias de estas flores, para luego avanzar con precaución y darle otras a la reina.-Hong-er le agradece a su majestad...su amabilidad -dijo tímido.
La reina sonrió con dulzura, viendo como el pequeño niño colocaba perfectamente las flores restantes en el cabello de su amado hijo. Mientras que Xie Lian limpiaba con un trozo de tela, que había pedido a los guardias, varias heridas nuevas presentes en el rostro, brazos y piernas de Hong-er.
Ella tomó la mano de su hijo, quien a la vez tomó la mano del otro niño, y los guío hacia el palacio.Mi pequeño A-Lian es muy amable pensó la reina, suspirando por la idea de que él joven comenzaría a cultivar en cuanto cumpliera los diez años, según había dicho el Guoshi, Mei NiangQing.
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𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼
FanfictionHace ochocientos años en el ya olvidado reino de XianLe, dos niños se conocieron y se enamoraron, pero su amor era una especie de tabú. Mientras que uno era el príncipe heredero del reino, otro era un niño que vivía en la miseria y había nacido mald...