En dentro del Santuario dedicado a Xie Lian, este junto a su primo se encontraban bebiendo té en la mesa central, mientras el niño jugaba con las mariposas que Hua Cheng soltaba y observaba cómo entre familiares hablaban.
-Entonces... ¿Qué me querías decir? -preguntó el dios, era extraño que ahora Qi Rong exigiera su presencia.
De hecho están ahí para hablar, al mismo tiempo para cumplir con lo que el médico había dicho de estar por un tiempo alejados de la Ciudad Fantasma. Apenas habían pasado dos semanas desde el festival de medio otoño y después de todos esos días de insistencia por parte del fantasma verde, ambos asistieron a su encuentro.
-¿Acaso no te importo? -preguntó el ojiverde molesto.
-¿Qué?
-No te hagas el menso. ¿Tan poco te importo que literalmente soy la última persona en los tres reinos en enterarse de tu embarazo?
-No, para nada. No eres el último en hacerlo.
Sin embargo Qi Rong lo interrumpió para mostrarle como un montón de personas, creyentes del inmortal de hecho, ingresaban al santuario para darle la bienvenida y entregarle personalmente (también colocando en el altar) varios artículos y alimentos que sirven cuando una persona está embarazada. Además de que también uno de los únicos escultores del pueblo colocó una estatua de madera pequeña que él mismo preparó, mostrando a un Xie Lian junto con Hua Cheng sosteniendo un bebé en brazos. Después de dejar todo tipo de ofrendas se retiraron y dejaron el lugar desolado y un Qi Rong totalmente acostumbrado.
-De verdad soy el último.
-No era mi intención ocultarlo -Xie Lian intentó hablar, sin embargo tenía tantas cosas en sus brazos que le era imposible ver a su familiar -, además, los cielos no lo saben.
-Pero vieron una escena de tí esperando un heredero, son estúpidos, pero no tanto como para no dudar acerca de ese cuento.
Hua Cheng se levantó, sacó a E-ming y con el filo de este apuntó a la garganta del fantasma verde. Qi Rong no reaccionó realmente, llevan tantos años con esa dinámica.
-¿De qué cuento hablas?
-¡San Lang! Eso no importa ahora, cuando regresemos te explico.
-Si en serio no tiene importancia -Qi Rong retiró la arma filosa con su mano -, ¿Por qué no se lo cuentas ahora? ¿Primo?
Xie Lian comenzó a estresarse, sí, no le contó hasta ahora acerca de lo que ocurrió en el festival de medio otoño a su esposo, en primer lugar debido a que este lo emboscó apenas llegó a su casa y lo sumió dentro del placer mientras usaban túnicas extravagantes y en segundo lugar porque ha estado intentando contactar con Shi Qingxuan, quiere arreglar un poco la situación antes de que se vuelva incontrolable, y tambien quiere contarle sobre lo reciente que supo su embarazo, que ya era mucho, de hecho. Se frotó el puente de la nariz y con la paciencia que no sabe de dónde vino le pidió disculpas a su primo por ser (exactamente como él dijo) el último en enterarse.
Continuarían conversando, disculpa tras disculpa, Xie Lian aún no le comentó a su esposo sobre lo ocurrido, aunque para su suerte Qi Rong no siguió insistiendo con ello (por más que Hua Cheng le jodiera para que lo haga). En todo lo que hablaron, acerca del embarazo y demás cosas que llevaban ocurriendo recientemente, el fantasma se veía de cierta manera incómodo con este tema, como si quisise decir algo pero sentía que era lo incorrecto.
Aparentemente el conflicto se estaba recuperando, hasta que, como salido de la nada, unas flores cayeron del techo del santuario para terminar encima del fantasma verde.
La pareja observó con curiosidad, el rey fantasma sobre todo, sabe que él no las invocó y comenzó a sospechar de aquello. Aunque contrario a su reacción, Qi Rong se veía cansado, con un suspiro que hacía notar su enojo y al mismo tiempo su agotamiento, recolectó todas esas flores y se las dió a su hijo para que las llevara a un jarrón en la cocina, el niño obedeció y las acomodó junto con muchas otras que se apretaban entre ellas para conseguir encajar, aprovechando para retirar unas cuantas que ya se marchitaban.
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𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼
FanfictionHace ochocientos años en el ya olvidado reino de XianLe, dos niños se conocieron y se enamoraron, pero su amor era una especie de tabú. Mientras que uno era el príncipe heredero del reino, otro era un niño que vivía en la miseria y había nacido mald...