28: Hora de ser honestos

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Después de que Xie Lian le contara a Shi Qingxuan la tonta razón por la cuál su esposo había destruido en cenizas y lluvia de sangre la antigua guarida de Qi Rong, no pudo evitar reírse y burlarse del hombre que caminaba delante de ellos. Era una situación tan inmadura, incluso más inmadura para la Señora del Viento. Las bromas siguieron de aquí y allá, Hua Cheng adelantaba incluso un poco más el paso para ocultar su sonrojo al tener que escuchar uno de sus mayores errores más vergonzosos, y en cuánto Xie Lian notó esto, comenzó a utilizarlo para seguir bromeando.

-¿Y qué ocurrió cuando logró encontrarlos? -preguntó la diosa elemental ya sin siquiera poder caminar por la risa.

-Qi Rong propuso que lo engañaramos. Así que cuando él llegó, ambos lo esperábamos con sonrisas amables.

-¿Él se había vestido de usted y usted cómo él? -las ansias del chisme predominaban en Shi Qingxuan, ya no aguantaba más y sentía estar por estallar de risa aún sin siquiera escuchar cuál era la gracia.

-No -Xie Lian tampoco contenía las carcajadas -el simplemente se había maquillado el cuello para fingir tener un grillete maldito. Así que, cuando San Lang llegó al lugar. Creyó que habíamos cambiado de túnicas para hacernos pasar por el otro....

De un momento a otro Hua Cheng tuvo que detenerse, pues por la risa causada por las memorias su esposo se encontraba de rodillas en el suelo, con uno de sus brazos sosteniendo su estómago e intentando conseguir aire para seguir con la historia. Lluvia Carmesí hacia lo posible para que lo olvidara y así poder seguir avanzando, pero era inútil, pues su amado siempre fue más fuerte que él y la risa le era contagiada a su amiga, quién (aún sin escuchar el chiste completo) ya se estaba revolcando de la risa.

-Entonces -Xie Lian volvió a tomar una bocanada inútil de aire -, cuándo se acercó a Qi Rong creyendo que era yo disfrazado de él.... -volvió a sujetar su estómago -San Lang....

Ninguno de los dos pudo contener más la risa. Las carcajadas de ambos amigos sonaron y retumbaron por toda la cueva. Mientras ambos se carcajeaban hasta más no poder, aún sin haber contado el chiste por completo, Hua Cheng estaba hecho bolita en una esquina abrazando sus piernas.

Finalmente volvieron a retomar el camino. No, claro, sin tener una y más bromas acerca de lo ocurrido por parte de Shi Qingxuan hacia Hua Cheng. Quién caminaba hasta más rápido para perder a la Señora del Viento.
Las bromas se detuvieron cuando Feng Xin agarró el brazo de Xie Lian sin que nadie se haya dado cuenta, todos se habían olvidado de que él se encontraba ahí.

-¿Qué era lo que estaban diciendo -tenía una mirada amenazante -acerca del fantasma verde Qi Rong?

Shi Qingxuan tragó saliva, nerviosa.

-Feng Xin -el dios de túnicas blancas consiguió que su ex amigo aflojara su agarre -. El Goblin verde Qi Rong, es Qi Rong.

El oficial celestial lo miró confuso. Sorprendido, aunque después de un minuto de pensarlo realmente supo que no era una sorpresa. Se trataba de un loco excéntrico que claramente podía hacer lo que le dé la gana, incluso usar su verdadero nombre sin importar revelar su identidad y ser un blanco fácil.
Pero no podía dejar la charla ahí, escuchó todo lo que Xie Lian mencionaba, algo acerca de un día de juegos entre los amigos Calamidades, algo acerca de Agua Negra que hunde barcos, algo acerca de ser padres ¿Que estaba pasando?

Miró con determinación a Xie Lian, quién al instante supo que era lo que el otro quería oír. Pero le resultaba tan...difícil, eran demasiadas cosas, y sobretodo, cosas que implicaban un completo caos y corrupción dentro del sistema celestial. Algo que Feng Xin no debía oír si es que querían continuar con el plan.
Entonces, sin siquiera pensarlo demasiado, el príncipe heredero se arrodilló e inclinó para pedirle en súplica al otro oficial.

𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora