51: No lo entiendes

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Shi Qingxuan no entendía nada. Ni siquiera sabía cómo procesar lo que le acababa de ocurrir, a la par que tenía que estar con los ojos y oídos tapados, escapando, no de una amenaza, sino de su hermano para que este lo persiga y no consiga lidiar con su Calamidad. Es demasiado confuso, ¿Para qué quiere He-xiong evitar eso? ¿Era parte de su venganza?

Mejor, recapitulemos...

Estaba por detener lo que sería una fuerte pelea entre su hermano mayor y su esposo, no sabe con exactitud qué ocurrió, pero cuando puso un pie en el suelo todo el lugar cambió para caer y deslizarse sobre un tobogán de tierra, caer nuevamente de los cielos y terminar sobre los brazos de Xie Lian. No tuvo siquiera tiempo para preguntar qué estaba pasando, pues de un segundo a otro, sintió como su poder espiritual se le era extraído sin motivo alguno, cansándolo y dejando su mente y cuerpo sin energía, además de que su estómago comenzara a dolerle.
Una pequeña parte de sí quiso culpar a Su Alteza, sin embargo se calló apenas notó como el ojidorado se preocupaba hasta ponerse pálido antes de suministrarle una buena cantidad de las varias pastillas espirituales que cargaba consigo desde que se enteró de su embarazo.

¿Qué estaba pasando? Quiso preguntar, pero Xie Lian tan solo se restringió a pedirle de por favor que no preguntara. Después de eso le cubrió oídos ojos con una venda y lleva cargándolo desde entonces.

Si le preguntan a Shi Qingxuan, ella puede afirmar que llevan horas corriendo y han sido horas desde que está siendo cargada por su mejor amigo. Sin embargo, este se ha comunicado unas cuantas veces con ella por la matriz espiritual, confirmando de que apenas y ha pasado una mitad de incienso. ¿A dónde la llevaban? ¿Esto tenía que ver con su esposo? ¿He Xuan y Shi Wudu se estaban matando allá arriba? Oh no, lo olvidó por completo... su hermano agarró sin previo aviso su abanico para usarlo contra He Xuan ¡Y aún no lo ha recuperado!

-¡Alteza, detente, detente! -gritó.

«-¿Qué ocurre, Qingxuan?»

-Mi hermano tiene mi abanico.

«-No te preocupes -la diosa elemental sintió como detuvieron el andar -, no lo necesitarás y... ya dejaremos de correr. Hemos llegado.»

-No es por ser grosera pero, ¿Puedo saber en dónde estamos? No es como si no pudiera ver o escuchar porque me cubrirste mis sentidos.

-Es solamente por precaución -le retiraron las vendas, por ello ya fue capaz de oír -. He Xuan no quiso saber tu ubicación, solo San Lang y yo sabemos.

-Muy amable por recalcar eso Su Alteza.

Le costó acostumbrarse un poco a las imágenes de nuevo, pero en cuanto sus ojos consiguieron ver correctamente el sitio, no evitó sentir la nostalgia gobernar por todos sus sentidos.
Se encontraba en el mismo lugar en el que ascendió. Un restaurante donde constantemente bebía para divertirse, un lugar que muchas veces visitaba.

Y otra vez el dolor de estómago, era fuerte, pero decidió ignorarlo.

-¿Y por qué aquí? -sonrió hacia su amigo, aunque esa sonrisa se retiró levemente al ver cómo Xie Lian colocaba varios artefactos espirituales por la habitación, a la par que se despedía de su esposo.

-Ten cuidado, San Lang, por favor.

-¿Qué? ¿A dónde va Hua Cheng-zhu?

Xie Lian volteó, para verla y para sujetar sus manos intentando calmarla.
-San Lang tiene que encargarse de algo.

-Creo que necesitas ser más directo. ¿Qué vientos está pasando?

Mucho.

Realmente mucho.

𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora