57: Tormenta apaciguada

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Shi Qingxuan lloraba, lentamente el dolor del estómago se iba retirando, pero aún sufría por la perdida del bebé.
Su cabeza le repetía las ilusiones que llevaba sintiendo estas semanas. Junto con su esposo habían ido a buscar y comprar cualquier tipo de artilugios para niños, pensando en nombres variando en si será niño o niña, pensando en qué parte harían la habitación, si lo decorarían o en qué momento comenzarían a hacer la cuna.

Pero eso ya no era posible. Toda la idea, la esperanza, la ilusión, la realidad. Todo estaba perdido.
Ya no había el mismo índice de que fuera real.

Su marido lloraba con ella, abrazándola y sintiendo el enorme peso de la culpa. ¿Por qué demonios inició la pelea? Aquella extraña voz, masculina ahora que se daba cuenta, había desaparecido por completo. Callado de golpe una vez los sucesos necesarios ocurrieron. Pero aún así, seguía molesto consigo mismo, ¿Era tan débil para dejarse manipular? ¿Todo hubiera sido diferente si hubiera respondido rápido? ¿Era él quien controlaba su cuerpo? Al inicio no, pero luego la ira fue real, entre más intensa la pelea más fuerte era su odio y sentía que tenía que hacer al dios pagar por todo lo ocurrido en su pasado. Pero, ¿Para qué demonios decapitarlo? Quiere matarlo, pero no frente a su esposa, no en esa situación. No quiere. No quería.
Entonces, ¿Por no querer decapitar a su cuñado era que el problema se había resuelto de esta forma?

Era triste pensar aquello.

Mientras la pareja sufría, con el fantasma liberando a la diosa de la otra cadena y consiguiendo la seguridad de que ella aún tenía energía espiritual circulando por su cuerpo, tal vez ella seguiría viva, tal vez ella seguiría inmortal y como diosa.
Mientras, por un lado, la pareja sufría, Shi Wudu deliraba muy apartado de ellos. No paraba de reír, en voz baja exclamando pocas cosas acerca de que eso era lo que quería su hermano, algo sobre tener que estar muerto, ¿Que debía ir a la montaña para continuar el cultivo? ¿Que sus padres lo esperaban? ¿Algo sobre un incendio?

Fue entonces que el demente se levantó, parecía inconsciente, muerto, y era irónico que He Xuan lo caracterizara de esa manera pues él está muerto.
El oficial elemental se acercó a su hermana y la abrazó.

¿Qué?

Contrario a la constante amabilidad y el buen carácter de Shi Qingxuan, esta se desesperó. Con golpes de faltos de fuerzas que reclamaban sin voz que se alejara. ¿Qué rayos? Acababa de pelear con su esposo, golpearlo sin piedad, admitir el crimen que cometió contra He Xuan, y hace tan solo unos malditos minutos acababa de matar a su hijo a sin remordimiento, con más bien dicho la intención de matarla a ella también.

-¿Qué mierda te pasa? -susurró.

-No te preocupes -la diosa no podía verlo, pero era obvio por la voz que su hermano sonreía delirante -. Yo, podré arreglarlo. Cómo siempre. Solo déjame y yo lo resolveré.

-Aléjate.

-¿De qué hablas hermanito?

-Arruinaste todo, mi vida, mi futura vida. Cambiaste mi destino con el de alguien inocente, provocaste la muerte de personas inocentes. No puedo comprenderte, ¿Por qué?

Finalmente se vieron frente a frente. La sangre caía por la cara del dios ojiazul, sus heridas poco a poco se iban hinchando más, pero aún así había una sonrisa desesperada que aparentaba ser pacífica, cruzaba por su intento de cabales tranquilos.

-No te preocupes -soltó una risa nerviosa -. Yo lo arreglaré. Cómo siempre, puedo hacerlo. Sólo, dame tiempo jaja.

-Eres un completo hipócri...

-Cállate.

-¿Qué?

-Cállate, cállate -volvió a reír, sujetando el cuello de Shi Qingxuan, queriendo matarla, queriendo ahorcarla.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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