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44: Pequeña pelea

El hecho de cambiar de aires fue algo común para la pareja dios y fantasma, pero Xie Lian comenzó a sentir incomodidad debido al pequeño hecho de su embarazo, al inicio creyeron que se trataba a que ni su hija ni amiga fantasma se habían instalado con ellos aún, pero la incomodidad y el mal humor parecían como si su bollito no estuviera de acuerdo con cambiar su locación. Por lo tanto, decidieron volver a la Ciudad Fantasma por uno o dos días, para que pudieran sentir por última vez su normal ambiente antes de sí o sí dejarlo hasta que su hijo naciera.
Estaban por partir, apenas dos días de haberse instalado, lo cuál generó claramente un disgusto en Qi Rong, quién ignoraba o hacia oídos sordos a sus preguntas constantes fingiendo que jugaba con GuZi. Sin embargo, cuando Hua Cheng iba a tirar los dados, Xie Lian lo detuvo, regresó para alistar unas cuantas maletas (lo cuál fue raro pues aún tienen cosas en la Mansión Paraíso) y fue hacia su esposo para gritar: ¡Nos iremos a pie!

¿Cómo?

Así, tal y como se escuchó, el pelicastaño inmortal quería ir caminando a la Ciudad Fantasma, lo cuál es raro pues Lluvia Carmesí posee suficiente poder como para ir sin siquiera inmutar su poder espiritual, además, ir a pie es un trayecto complicado, atravesando kilómetros para ir hacia el Este y esperar a un momento específico de la noche para ingresar, sin mencionar que la entrada también estaba en una locación particular que cambiaba cada luna llena. ¡Y en poco sería luna llena!

-Gege, ¿Está seguro de esto?

Lo que Hua Cheng no sabía era que esto se trataba de un plan para celebrar el cumpleaños de su esposo, estaban a dos días de este después de todo.

-No te preocupes, amor. Servirá para que baobei se acostumbre a convivir en el mundo mortal. Espera... -colocó sus dedos sobre su sien para comunicarse con su hija -A-Yue, tardaremos más en ir, puedes decirle a Jian Lan que tiene más tiempo para guardar su equipaje. Y también tienes tiempo para que Pei Xiu no salga apurado de la Mansión, solo recuerda que no debe estar ahí cuando lleguemos.

-¿Cómo que el segundo Pei está en mi casa?

-No te alteres San Lang, están pasando tiempo de calidad entre ellos antes de que A-Yue venga a vivir aquí.

Lluvia Carmesí hizo exactamente lo opuesto, ya casi listo para desobedecer a su esposo y usar los dados para llegar.

-Ah no, esta vez no Gege. Ese maldito me va a escuchar.

Xie Lian se molestó, le arrebató los dados al rey fantasma y se colocó frente a él para que no hiciera un solo movimiento más.

-No te atrevas Hua Cheng. Debes dejarles tener un poco de intimidad entre ambos, llevan siendo pareja secreta por dos siglos. No es como si tú no hubieras entrado a mi recámara a escondidas de mi maestro para verme.

-La situación es totalmente diferente.

-¿Ah sí? Si ese es el caso dime entonces en qué.

-En que A-Yue es mi hija. La princesa de un rey fantasma.

-Y yo era el príncipe de un reino entero, ¿Cuál es tu punto?

-Que mi hija no ha hecho un voto de castidad.

-Oh, es cierto -Xie Lian volvió a conectarse con su hija -. A-Yue, recuerda usar protección -dijo cálida y alegremente.

Hua Cheng soltó un ahogo desesperado antes de lanzarse hacia su marido para él también hablar por la matriz espiritual con la joven fantasma.

-No, A-Yue, saca a ese hombre de mi casa en este preciso momento.

Ambos comenzaron a forcejear.
-No, A-Yue, no le hagas caso a tu padre, haz lo que te dé la gana. Yo lo apruebo siempre y cuando te protejas.