52: Un hermoso sueño

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Shi Qingxuan se encontraba en un hermoso campo rodeado de vegetación y dientes de león que bailaban con el viento, él estaba recostado sobre el verde césped contemplando las nubes, asombrado que convive a diario con gente que reside en esas mismas nubes, o bueno, más arriba.

-Ahí estás -se escuchó la voz de su novio.

Y en frente suyo, interrumpiendo su vista, He Xuan hizo presencia. Su cabello estaba suelto, aún vestía sus vestimentas negras y lujosas de su fachada de dios, pero sus aretes, cabello, ojos y orejas daban a entender que estaba en su forma de Supremo. Debió haber tenido una reunión con Lluvia Carmesí para encontrarse así.
Él lo miraba casi inexpresivo, con roces de enojo en sus cejas.

-¿Me estabas buscando? -le sonrió el Señor del Viento.

-Por supuesto, ¿No dijiste que tendríamos un picnic con tu hermano?

-Por eso. Aquí tendremos el picnic.

-Entonces levántate, hay que preparar las cosas antes de que llegue.

No lo haría, por alguna razón que no estaba comprendiendo, el dios elemental se sentía cansado. No había hecho nada en particular ese día, cumplir uno que otro rezo, pero nada que justifique esa fatiga. Se sentía como si no hubiese descansado desde hace horas, que... quería simplemente detener el tiempo y quedarse por siempre recostado con su amante.
Así que, alzó su brazo y lo jaló hasta el suelo.

-¿Qué? ¿Qué haces? -dijo He Xuan cayendo a su lado, dejando que varios dientes de león flotaran sobre ellos.

Shi Qingxuan rió a carcajadas.
-Lo siento, sólo... -besó sus labios -...quiero quedarme así. Siento que podré quedarme así de por vida.

-Ya veo.

Antes de que pudiera continuar con la conversación, el fantasma lo siguió besando, uniendo sus cuerpos hasta que no pudieran jamás separarse, conectando con su amado hasta dejarle sin respiración, comiendo su alma, inhalando hasta la más mínima fragancia del inmortal.

-He-xiong -susurró el dios.

-Qingxuan -respondió, también en susurro -. Si yo... supiera algo sobre tu hermano... ¿No te molestaría saberlo incluso si es algo malo?

El Señor del Viento se mostró risueño.
-Si te refieres a que Gege a veces hunde él mismo barcos para obtener luego méritos, pues ya lo sabía.

-No me refería a...

-Bien, le gusta seducir a Pei Ming para luego gritar a todo el mundo que el General es un manga cortada.

-¿Qué?

-¿Qué?

El viento sopló y ninguno fue capaz de aligerar el ambiente.
Ambos se miraron algo incómodos, pero siguieron contemplando las hojas que volaban impulsadas por el viento del verano. Era cálido y hermoso.

-Debería venir aquí con Su Alteza un día de estos -Shi Qingxuan se recostó boca abajo para disfrutar de la brisa.

-Sí, es encantador.

-A todo esto. ¿Me querías decir algo sobre mi hermano?

-No. Olvídalo, solo disfrutemos de este momento -él también se recostó.

En un momento, la fatiga del pelicastaño fue hasta más intensa, como si toda su energía fuese lentamente retirada de su cuerpo y lo obligaba a acostarse para nunca volver a levantarse. ¿Así es como alguien se siente en su lecho de muerte? Le encanta pensar que así era, incluso se dejó llevar que comenzó a cerrar los ojos. Tal vez así, descansaría de una vez por todas de todo ese agobio que siente y...

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