22: Una boda entre dos amantes

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Los habitantes del pueblo y toda la capital real celebraron con completa euforia y respeto al Guoshi del reino, pues el fantasma que llevaba tanto tiempo acosando sus templos había desaparecido apenas este llegó al lugar.
Fang Xin envío una carta al rey para mencionar que debido a ciertas "lesiones" producidas durante su "pelea" contra el fantasma, le tomaría alrededor de unos dos meses para recuperarse plenamente y otros dos meses para regresar, siendo entonces el total de cuatro meses más de su ausencia. El rey no tuvo ningún inconveniente y le permitió incluso tardar más tiempo en volver si es lo que él requería, pero Fang Xin jamás abusaría de dicha confianza.

La verdad no había sufrido ninguna herida, pues ni siquiera hubo una batalla. Apenas se reencontró con su amado ambos escaparon a otro pueblo todavía más alejado para poder casarse con todas las formalidades requeridas.
En su trayecto Fang Xin dejó a un lado sus túnicas de tutor imperial y optó por una vestimenta menos resaltadora y blanca, además de volver a usar su nombre real. Su amado, no hizo ningún cambio a su apariencia, pues Xie Lian le insistió que esa forma era hermosa y era la apariencia que quería ver el resto de su vida juntos.

Pasaron noches y días en los que la pareja estuvo junta, platicaron sobre qué ocurrió con cada uno en todo ese tiempo. San Lang dijo haber adoptado un nombre finalmente, que a partir de ese momento era Hua Cheng, pero para Xie Lian siempre sería San Lang. El tiempo que llevaron separados hizo que Hua Cheng se convirtiera en alguien fuerte, atravesó las dificultades del monte Tonglu para convertirse en un rango Devastación y así poder proteger a su amado, además de acumular poder también acumuló riquezas de todo tipo para ofrecérselas a él.

Xie Lian también tuvo sus cambios, de alguna manera terminó siendo el Guoshi del reino y maestro del principe heredero, aquella tarea se le hacía un poco difícil y pesada, sintiendo una culpa por lo ocurrido cuando la pareja se separó, pero entonces observa como su aprendiz entiende lo que le dice y se siente más dispuesto a llevar al camino correcto a aquel príncipe. Con tal de que no repita su mismo error.

El pueblo al que llegaron era uno de los últimos lugares que aún poseían tradiciones de XianLe y utilizaban incluso su lengua. Fueron recibidos con amabilidad al instante.

-¿Ustedes quieren casarse? -preguntó el líder del pueblo al enterarse de la razón por la que los dos hombres habían llegado a su pueblo.

-Sí. Si no les es de mucha molestia, ¿Nos permite realizar la ceremonia aquí? -Xie Lian se inclinó en respeto.

-A nosotros no nos molesta en lo absoluto -dijo una mujer ofreciéndoles fruta -, pero no comprendo porqué han viajado desde tan lejos solo para casarse.

-Lastimosamente nuestras familias no están de acuerdo con nuestra unión -intervino Hua Cheng -. Vivíamos en el barrio XianLe de la capital, por alguna razón a nuestras familias les disgustó que quisiéramos unirnos. Por lo que hemos decidido escapar para poder conectarnos en paz.

Aquellos que escucharon esa leve explicación sintieron una empatía instantánea. Podían entender porqué posiblemente a las familias no les agradara la unión entre dos hombres.

Un viejo relato de estos pueblos que aún conservan las tradiciones de XianLe dice que hace muchos años, cuando Yong An se fundó, la razón porque el anterior reino había caído fue por la traición del amante del príncipe. El príncipe era un manga cortada, amaba con fervor a un joven humilde con quién había compartido varios años de su vida. Pero el joven dejó de amar a su príncipe con el tiempo y concentró más sus ambiciones al poder que se le sería atribuido una vez se casaran, los reyes actuales tenían un problema con su unión, el problema era cuál de ellos sería el que tomaría la posición de rey, y cuál tomaría la posición de reina. Por ley sería obvio que su hijo sea el heredero al trono y que su amante tuviera la otra posición, igual de poderosa pero no tan influyente, sin embargo por alguna razón los consejeros opinaban lo contrario, usando únicamente como argumento que su príncipe era el que tenía el papel de la mujer al momento de la intimidad. La decisión iba a resultar en seguir el linaje monárquico, por lo que el amante no se sintió con mucha alegría, y entonces alguien dentro de las tropas de Yong An se lo encontró y le ofreció el puesto de rey si ayudaba a derrocar al reino.
El amante aceptó al instante y traicionó a su país y al hombre que lo amaba. No fue hasta que vió a su príncipe en la horca, colgando inerte mientras los fundadores del nuevo reino aplaudían, que comprendió que lo que más amaba en ese mundo se había ido por su ambición.
Sujetó una espada con lágrimas en los ojos y se arrancó la vida en ese mismo instante, mientras susurraba las palabras: "Lo lamento tanto cariño, espero puedas perdonarme".

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