18: Recuerdos de XianLe

286 34 2
                                    

—¡¿Qué quieren hablarme de qué?! —gritó un oficial celestial con indignación —Desde que ese dios de la chatarra regresó ustedes han estado actuando raro, ¡Y ahora quieren darme una historia sobre él para que cambie mi punto de vista! ¡Ja! ¡Ni porque Lluvia Carmesí me amenace! —se levantó de la mesa donde se encontraba con Mu Qing y Feng Xin y salió del palacio molesto.

Los dos dioses marciales dejaron caer derrotadas sus cabezas sobre la mesa, ese era el quinto del día, realmente era una tarea imposible.

—Ya comprendo porque Su Alteza nos dió esta condición —dijo Feng Xin —, a este ritmo conseguiremos ver dos memorias más en cien años.

Mu Qing chasqueó la lengua y al instante se levantó.

—No necesitamos las memorias para entender qué ocurrió ¡Utilicemos lo que conocemos y averigüémoslo solos!

Ambos se pusieron a pensar. Realmente no tenían una idea de cuál debía ser el punto de partida.

—¿Y si comenzamos con el inicio de la guerra? —dijo Mu Qing.

Feng Xin intentó recordar. En aquellas épocas lo único que le importaba a Xie Lian era lograr salvar de la sequía a la ciudad de Yong An, al mismo tiempo que luchaba incansablemente al frente en cada enfrentamiento.

Pero no estaba solo, cada vez que él se colocaba al frente, un soldado con mitad del rostro cubierto se lanzaba a su lado, demostrando una gran habilidad con el sable. Era obvio quién era este otro soldado, claramente no hace falta realizar alguna investigación. San Lang se había unido al ejército para estar con su príncipe, a la par que siempre repetía prefiero morir defendiendo a mi amado, que morir de cualquier otra cosa sabiendo que él es herido en la guerra.

—Creo que es mejor partir desde que conoció a Bai Wuxiang —dijo Feng Xin.

—¿Porqué?

—No lo viste por qué te habías ido, pero poco después de tu abandono Su Alteza empezó a actuar raro —el antiguo asistente miró con dolor su té —, gritaba asustado después de ver cualquier superficie dónde se viera reflejado, incluso veía cosas en cualquier momento. Según él, se trataba de Bai Wuxiang, o cualquier cosa relacionada a él.

Mu Qing miró directamente al otro oficial marcial con incomodidad, por supuesto que no tenía idea de todo aquello. Lo último que recordaba de el príncipe al que había servido, era que le gritó por haber sido un cobarde y haberlo abandonado.
Entonces algo le vino a la mente.

—¿San Lang estuvo durante esos momentos?

—Sí. En forma de una llama verde, pero siempre estuvo para Su Alteza. Incluso actuaba más sobreprotector —Feng Xin dió un gran suspiro y se cubrió el rostro —, después de que Su Alteza se encerraba con él en su habitación y lloraba, San Lang salía de la habitación para luego salir de la casa, nunca decía a dónde iba. Era como si hubiéramos perdido la conexión entre ambos, ninguno de los dos hablaba con nadie, ni siquiera entre ellos.

Algo dentro del General Xuan Zhen hizo click. Todo este tiempo consideraba que el trauma o el miedo que poseía Xie Lian ante la Calamidad Vestida de Blanco era por el recuerdo de haber fallado al reino que confiaba en él, caer en la desesperación de no poder ayudar ante la resolución de una guerra y encontrar la cura ante una enfermedad atroz como la del rostro humano, pero ninguno de los dos nunca supo realmente mucho sobre el encuentro con este fantasma. Lo único que saben, fue que hizo presencia ante Xie Lian y San Lang el día que el primo de Xie Lian fue secuestrado, además de eso, cualquier información sobre aquel día o sobre ese encuentro, o cualquier otra cosa, había sido ocultada a ambos.
Y la razón era principalmente por el enojo que tenía Xie Lian con ellos, por qué ellos insistieron en que San Lang no debía ascender.

𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora