Con gran inquietud, un hombre con túnicas azules y blancas, luciendo su mejor semblante caminaba inquieto por toda la habitación, enredando su cabello negro con sus dedos para intentar apaciguar su ansiedad a la par que mostraba preocupación en sus ojos azules. Moría de incomodidad, moría de impaciencia, moría por estrés. Lo único que lo calmaba era realizar esos tics nerviosos que lo forzaban a crear nudos en su cabello a la par que caminaba distancias más largas en la gran recámara lujosa donde se encontraba.
-Shi Wudu -bostezó Pei Ming, acostado de forma inapropiada en el suelo con sus piernas elevadas en el pedestal de la habitación -, ¿Podrías detenerte? Ya tengo suficiente que lidiar con los tics nerviosos de Ling Wen como para tener que soportar los tuyos.
-Firmaste un acuerdo de no quejarte de mis contracciones involuntarias -la diosa literaria alzó el rostro del pergamino para observar con apatía -, que no se te olvide Ming Guang.
-Sí, sí. Lo que tú digas.
-Sí, ¡Cállate Pei! -gritó enojado Shi Wudu.
-Entonces tú deja de estar tan nervioso, por Dios, ¿Qué te tiene tan alterado? Por lo general sueles estar así cuando tu hermano suele pelear con su esposo o algo así.
Cómo si de un búho se tratase, Shi Wudu giró la cabeza para voltear a ver al otro inmortal. Un aura fúnebre y aterradora se concentró alrededor del Señor del Agua, mirando furioso al General Pei antes de lanzarse sobre él y comenzar a jalarle los cabellos.
-¡No vuelvas a referirse a ese idiota como esposo de mi hermano! -gritaba arruinando el peinado.
-¡Ay! ¡Ay! ¡Suelta! ¡Para, por Jun Wu, para! Pero si eso es ¿No lo aprobaste? Llevaste a tu hermano al altar ¡Suelta, eso duele! ¡SUELTAAAA!
Ling Wen, con la tranquilidad más rara del mundo, bebió un poco de té para luego decirles a sus acompañantes que se callen, no claro sin antes haber realizado uno de sus típicos suspiros cansados. Al final de cuentas volvió a seguir leyendo y escribiendo ciertas cosas como era su costumbre.
Cuando Pei Ming consiguió finalmente quitarse a Shi Wudu de encima (con el cabello desarreglado y mordidas en las manos), no pudo evitar observar los papeles de su amiga diosa, últimamente parecía estar inmersa dentro de una investigación aparentemente relacionada con XianLe. Ling Wen ocultó levemente lo que escribía acerca de su teoría acerca del embarazo del príncipe XianLe, así como también la investigación sobre la casi segunda ola de la enfermedad del rostro humano.-¿Así que también estás investigando sobre eso? -sonrió el oficial marcial.
-¿Acaso tú te estás metiendo de ese tema? -preguntó curiosa.
-¿De qué hablan? -Shi Wudu se coló para observar los pergaminos, con el humor completamente cambiado, se veía más relajado.
Pei Ming sujetó al Señor del Agua para devolverle el favor y comenzar a arruinar su cabello perfectamente arreglado, y por más que el otro le gritase, simplemente no lo soltaba.
-La verdad me interesé mucho por el dichoso esposo de Su Alteza. Han habido muchas especulaciones acerca de que realmente se trata de Lluvia Carmesí desde que Su Alteza Taihua lo gritó en la matriz espiritual.
-No tiene sentido que te intereses en ello -Ling Wen observó al General con una pizca de furia en sus ojos -. Tuve la oportunidad de hablar con el esposo de Su Alteza. Simplemente se trata de un hombre mortal de negocios que quedó cautivado con un inmortal -mintió.
-No me hables de ese Dios de la desgracia. No sé cómo es que Qingxuan consiguió hacerse su amigo -el ojiazul volvió a jalar de los cabellos del otro dios -. Si no habla del maldito callado, habla del hazmerreir. ¡Me tienen harto!
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𝔻𝔼𝕊𝔻𝔼 𝕊𝕀𝔼𝕄ℙℝ𝔼
FanfictionHace ochocientos años en el ya olvidado reino de XianLe, dos niños se conocieron y se enamoraron, pero su amor era una especie de tabú. Mientras que uno era el príncipe heredero del reino, otro era un niño que vivía en la miseria y había nacido mald...