— ¿Era necesario el chantaje con el anillo que te regale?
Tanto Daemma como el príncipe Aemond se encontraban sentados en el césped con la espalda pegada al tronco de un gran árbol, cuya sombra los protegía de los poderosos rayos del sol.
Ese día la joven lady llevaba un vestido sencillo, de mangas lisas, color negro con bordados en rojo, traía botas negras y su cabello estaba parcialmente recogido en un medio moño, traía aretes dorados, una pulsera a juego y el anillo que acababa de poner en su dedo.
Mientras la chica respiraba el aire fresco a su alrededor respondió con burla.
—No sabía que tenía poder para chantajearte, si no querías venir no tenías por qué hacerlo... a fin de cuentas, no sería la primera vez que me dejas plantada.
—Yo nunca he hecho eso.
El príncipe la miró sin terminar de comprender sus palabras, no recordaba para nada que se haya atrevido a dejarla abandonada en alguna ocasión, Daemma en cambio comenzó a jugar con el anillo en su dedo mientras reía ante la sorpresa de Aemond.
—Si lo hiciste... la última carta te cite y no llegaste al lugar.
—Yo no dije que iría.
—Pero tampoco lo negaste.
Aemond puso el ojo en blanco y meneó la cabeza para volver a contestar con desafío.
—Entonces ¿por qué no te vengaste...? Pudiste haberme dejado plantado en este lugar.
Daemma dejo de mirar su anillo para elevar su vista hacia su primo y le respondió sarcásticamente.
—Descuida, Aemond... tengo planeada una venganza mucho mejor.
—¿Ah sí?
Un breve silencio se apodero en ellos, ambos estaban viéndose fijamente con muecas divertidas que intentaban ocultar hasta que la chica se elevó de su lugar para recoger un costal que traía con ella, comenzó a escarbar hasta que saco varias frutas y le entregó algunas a Aemond que las miraba con seriedad.
—Imagino que no desayunaste, el día es largo así que será mejor comer algo.
—No cambias para nada... pareces un conejo ¿no sabes comer otra cosa que no sea fruta y vegetales?
Daemma volvió a sentarse a su lado con el costal en su costado y mientras mordía una manzana verde respondió sin dejarse provocar.
—Es todo lo que traje, si deseas otra cosa, consíguela por ti mismo.
—Ya me había preparado para esto, te enseñare lo que es un verdadero desayuno —Aemond devolvió la fruta que Daemma le había entregado y se levantó del suelo para acercar un bolso que había traído.
Su prima intentaba mantenerse estoica mientras mordía su manzana, pero sus ojos curiosos la traicionaban. Mientras tanto, el príncipe abría el bolso y revisaba el interior; sacó un cuenco con algo que Daemma no veía hacía mucho tiempo, sus ojos se abrieron con sorpresa al notar que eran galletas.
—Le ordene al cocinero que hiciera galletas de miel, avena y fresa... sé que te gustan.
La chica no lo podía creer, hacía años de la última vez que pudo saborear galletas como esas y no pudo ocultar su asombro, cuando Aemond lo notó comenzó a comer una de las galletas exagerando su disfrute a propósito para molestar a su prima.
—Están deliciosas... lástima que solo ordene unas pocas para mí.
—¿Quién te está pidiendo? —respondió Daemma con brusquedad, empeñándose en masticar su manzana y no desconcentrarse, sentía que su mirada se movía sola hasta las galletas de Aemond y volvió a comentar firmemente intentando converse a si misma de aquellas palabras que salían de su boca—. La fruta es saludable... esas cosas dulces te engordarán.
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𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷
FanfictionDaemma Targaryen es la segunda hija del príncipe Aegon, hermano menor del Rey Viserys I y del príncipe Daemon; junto a la princesa Kassaia Martell de Dorne. Su vida tranquila se verá afectada cuando sea comprometida estratégicamente con su primo, el...