𝐱. 𝑹𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒂 𝑫𝒆𝒔𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓𝒄𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝑹𝒆𝒚

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Debido a que el luto aún estaba muy palpable en el príncipe Aegon y su familia, la Reina Alicent y la princesa Rhaenyra estuvieron de acuerdo con invitarlos a pasar una temporada en la Fortaleza Roja, imaginando que las niñas se sentirían mejor y lograrían distraerse de su sufrimiento con la compañía de sus primos, algo bastante inusual que tanto la Reina como la princesa heredera estuvieran de acuerdo en algo después de tanto tiempo de disputas y desacuerdos, sin embargo, la princesa Kassaia tomo la decisión de estar dos semanas en Lanza del Sol junto a sus hermanos, mientras que las niñas serian enviadas también por dos semanas a Desembarco del Rey en compañía de la familia real, si bien el príncipe Aegon fue invitado a ambos lugares con amabilidad, este decidió permanecer en su mansión a cargo de su viñedo, solo serían dos semanas donde la familia estaría por su cuenta intentando sobrellevar la ausencia de Naemon, pero este tiempo para algunos se sentiría como una eternidad.

La joven Meria Targaryen no estaba muy de acuerdo con ello, pero termino aceptando la idea al notar que su padre necesitaba estar un tiempo a solas, por lo que al siguiente día las niñas empacaron algunas cosas para iniciar sus respectivos viajes.

Daemma no pudo evitar comentar que se había convertido en la nueva jinete de Auryon, por lo que fue felicitada por todos antes de volar por primera vez a Desembarco del Rey junto a su hermana menor que volaba en Vaithis, las niñas viajaron en compañía de dos sirvientas personales y su protector, Ser Morros Vaith, quienes las siguieron desde tierra en caballos y carruajes en compañía de otros guardias y asistentes.

El castillo de La Fortaleza Roja de Desembarco del Rey sin duda no era el lugar favorito de las niñas y ellas lo sabían mejor que nadie, si bien era enorme y siempre había actividades por hacer, el clima y el ambiente se les hacía incomodo, mientras que en Altojardin podían disfrutar del sol y la vegetación, en este lugar solo pasaban frio y los días nublados la aburrían enormemente, era muy difícil que los rayos del sol se abrieran paso en la enorme ciudad y cuando lo hacía solo duraba unas cuantas horas antes de ser tragado por las nubes, el viento en ocasiones se levantaba fuerte y pesado.

Pero lo peor, sin duda lo peor era el tenso ambiente de aquel castillo, lleno de nobles hostiles e hipócritas que sonreían amablemente pero una vez se les daba la espalda comenzaban las murmuraciones malintencionadas, todo era cuestionado, todo era juzgado hasta el más mínimo de los detalles, especialmente tratándose de la familia real. Las hermanas sabían que no podían descuidar su imagen, no podían pasear descalzas, con el cabello suelto y con vestidos holgados, sabían que no podían caminar ni correr traviesamente como solían hacerlo, todo debía ser bastante protocolar, incluso la servidumbre era algo detestable, no podían fiarse de ellos ya que la mayoría aparte de ser meros trabajadores eran también espías e informantes.

A pesar de todo no podían quejarse del agradable recibimiento, tanto su tío el Rey, como la Reina Alicent y la princesa Rhaenyra eran amables con ellas, les ofrecieron una maravillosa estancia en el Torreón de Maegor, en una enorme habitación con una gran chimenea y lo mejor era la vista hacia la ciudad, desde su balcón podían ver un poco el patio de entrenamiento y en algo los grandes jardines de la Fortaleza, que era algo que agradaba bastante a Daemma.

Una vez llegaron, dejaron sus respectivos dragones en Pozo Dragón resguardados por los guardias quienes siempre parecían ser bastante serios y desagradables, sin embargo, sabían que tanto Auryon como Vaithis no podían estar en mejores manos que con ellos, prometieron montarlos pronto y luego subieron en un carruaje hasta la Fortaleza, donde la misma Reina las acogió con una agradable sonrisa.

Alicent estaba acompañada de Ser Criston Cole, quien siempre parecía caminar detrás de ella y si bien todo el tiempo parecía estar de mal humor era bastante respetuoso con Meria y Daemma, probablemente por su origen dorniense.

𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora