𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷

𝐱𝐢𝐯. 𝑭𝒐𝒓𝒎𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂𝒔

Daemma regreso a la Fortaleza Roja rápidamente aun preocupada por Aelyx, dijo que residía en Lecho de Pulgas, el lugar más peligroso de toda la capital incluso ella se sentía terrible de pensar en las condiciones que debía vivir aquel niño y a Aegon no le importaba en lo más mínimo ¿Cómo podía ser tan inconsciente y egoísta?

Llego tarde a la cena disculpándose con los presentes y noto que se había quedado con el cuchillo de Aelyx en su vestido, pero se esforzó por ocultarlo para que nadie se diera cuenta, sintió la mirada pesada de Aemond sobre ella durante toda la jornada y para cuando llego la hora de regresar a su habitación intuía que sería acosada por sus damas que de seguro intentarían saber en dónde había estado.

Camino sosteniendo el brazo de Helaena conversando amistosamente y el príncipe avanzaba detrás de ellas mayormente en silencio hasta que Helaena ingreso a su habitación dando las buenas noches.

Apenas Daemma dio unos pasos para encaminarse hacia su cuarto sintió como su primo se acercó a ella, inclinándose hasta su oreja para cuestionarla con tono serio.

—¿Dónde estuviste?... Te espere para regresar juntos al castillo, pero no salías nunca, imagine que te habías adelantado.

Ante su pregunta Daemma entro en un conflicto, no sabía si era una buena idea mencionar a Aelyx, no tenía idea si Aemond era tan siquiera consciente de su existencia, como sea decidió omitir lo ocurrido y murmuro mientras continuaba su camino.

—Me quedé más tiempo junto a Auryon, el lugar me trajo recuerdos así que lo recorrí.

—¿Eso es todo?... Llegaste tarde a la cena, debiste haberte entretenido con algo... o con alguien —el tono de Aemond era posesivo, caminaba junto a su prima entrecerrando sus ojos como si algo le molestara y Daemma puso los ojos en blanco mientras lo observaba con un ligero puchero de burla.

—Sí Aemond, me entretuve charlando con los guardianes de dragón, son un amor.

—Estoy hablando enserio, Daemma... algo te quedaste haciendo ¿Por qué me mientes? —Espeto el príncipe siguiendo muy de cerca a su prima hasta que ella lo observo sin detenerse con ojos entrecerrados.

—¿Por qué estás tan molesto de todos modos? Llegue tarde y ya... no pasó nada malo es solo que no puedo decirte la verdadera razón.

Ante estas palabras el príncipe apretó su mandíbula y estiro el brazo para sostener el antebrazo de Daemma deteniéndola, ella lo observo endureciendo aún más su mirada, ambos se miraron por un segundo hasta que Aemond volvió a gruñir.

—Daemma... ¿Por qué no me puedes decir la verdad? ¿Qué ocultas?

—¿Desde cuándo te doy explicaciones? —Regaño la chica mientras se soltaba del agarre de su primo con molestia. Nuevamente se quedaron observando un momento hasta que el príncipe suspiro y comento con tono severo.

—Desde que se anunció nuestro matrimonio.

—Aun no se anuncia formalmente, hasta la cena del rey tú y yo no somos nada.— Murmuro con brusquedad mientras intentaba regresar a sus aposentos, pero nuevamente sintió que Aemond la sostenía para detenerla y este elevo la voz sin dejarla ir.

—Te equivocas Daemma, soy tu prometido y no me gustan los secretos.— Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa mientras nuevamente era sostenida de su antebrazo, pero de pronto una ligera sonrisa se posó en ella para dar paso a una carcajada que solo hiso enfurecer aún más a Aemond.

—¿Qué es tan gracioso? —Pregunto el príncipe con la mandíbula apretada, su agarre se hiso más fuerte, pero Daemma continúo sonriendo con sarcasmo mientras elevo la voz.