Daemma se encontraba sentada en la cama con su espalda apoyada a muchas almohadas que sus damas apilaron entre ella y el respaldo, aun sentía algo de dolor cuando Rysee presionaba una bolsa con hielo en el chichón de su frente, sus cortes fueron limpiados con ungüentos y las fosas nasales de su nariz estaban tapadas con algodón, en pocas palabras estaba hecha un desastre y lo único que deseaba era cobrarlo uno a uno.
— Sabía que no era buena idea, ¿realmente fue un duelo "amistoso"? —. Pregunto la mujer mientras continuaba aplicando el hielo para desinflamar el bulto verdoso que tenía su ama.
— Lo fue y el próximo será más "amistoso" aun.— Susurro la chica con malicia hasta que la presión en su frente se hiso más fuerte provocando que cerrará sus ojos con dolor y se quejará, la mujer quito el hielo poniéndose de pie para comentar con aprensión.
— Disculpe mi Lady, pero usted más que nadie sabe que esto no es correcto.
— No dejare de entrenar, Rysee, siempre he entrenado en mi vida.— Murmuro con voz suavizada pero su dama la miraba con ojos duros.
— Comprendo, pero la Fortaleza Roja no es como su mansión en AltoJardín...
— Todos me lo han advertido, no necesito oírlo de ti también.— Interrumpió con un tono potente que obligo a la dama bajar su mirada aun preocupada, el semblante de Daemma se suavizo y suspiro con calma para hablar con comprensión.
— Sé que te han encargado cuidarme... lamento preocuparte.
Ambas conectaron sus miradas y la joven Lady aun sentada estiro su mano provocando que la mujer que estaba parada junto a ella se acercara unos pasos para entrelazarla, ambas se miraron por un momento antes de sonreír y Daemma volvió a murmurar.
— Prometo tener más cuidado, pero no intentes prohibirme entrenar.
La mujer acaricio con su pulgar el dorso de la mano de Daemma mientras continuaba sosteniéndola y termino asintiendo, era imposible impedirle ello, Rysee la conocía prácticamente desde que nació cuando comenzó a servir a la princesa Kassaia solo tenía trece veranos y sentía un cariño genuino por los hijos de su princesa. Los vio llegar al mundo y solo quería protegerla como lo había jurado.
La concentración de ambas se vio interrumpida cuando la enorme puerta se abrió, inmediatamente soltaron sus manos cuando notaron que una apresurada y angustiada Sarai entraba con el maestre Orwyle siguiéndole los pasos.
— Maestre, gracias por venir.— Hablo Daemma con una sonrisa en sus labios.
— Mi Lady, ¿Qué sucedió? ¿Cómo pudo romper su nariz? —. Pregunto el hombre acercándose con ojos entrecerrados, de inmediato noto también el chichón en la joven, pero no dijo nada más, tampoco era necesario hacerlo, Daemma sabía que no podía engañar al maestre fácilmente pero no podía confesar que estaba entrenando, no quería que después de unas cuantas horas todos estuvieran rumoreando sobre eso, mantuvo su rostro lo más ilegible posible y para sorpresa del maestre largo una suave risa que obligo a las damas mirarla también.
— Siento vergüenza de confesarlo, pero me he caído de las escaleras, ha sido una verdadera tontería de mi parte.
— ¿Se cayó, mi Lady? —. Repitió el maestre entrecerrando aún más sus ojos oscuros y la chica asintió convincentemente.
El hombre observo a las damas quienes permanecieron serenas y asintieron como si estuvieran asegurando los hechos, aun así, el hombre permaneció desconfiado, pero hiso un buen trabajo tratando la nariz de la chica.
Tras algunas horas Sarai peino el cabello de Daemma teniendo cuidado de dejar algunos mechones en su frente para cubrir su bulto, justo en ese momento escucharon golpes en la puerta y cuando Rysee fue a observar se le informo que se trataba de la princesa Helaena que entro con un semblante preocupado mientras descansaba una de sus manos en su gran barriga.
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𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷
FanfictionDaemma Targaryen es la segunda hija del príncipe Aegon, hermano menor del Rey Viserys I y del príncipe Daemon; junto a la princesa Kassaia Martell de Dorne. Su vida tranquila se verá afectada cuando sea comprometida estratégicamente con su primo, el...