𝐯𝐢. 𝑽í𝒏𝒄𝒖𝒍𝒐𝒔 𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝑷𝒆𝒔𝒂𝒅𝒊𝒍𝒍𝒂

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"Aegon Targaryen, el Conquistador, logro obtener a los Siete Reinos a lomos de Balerion, el dragón más grande que se ha visto... conocido como el Terror Negro no solo porque sus escamas eran de ese color, sino porque su llamarada también era oscura.... Cuando volaba era capaz de cubrir pueblos enteros con su sombra... Aegon se casó con sus dos hermanas, las Reinas Rhaenys y Visenya..."

—Tu Alto Valyrio suena muy bien... diría que es excelente —dijo el príncipe Aegon con orgullo mientras entraba a la biblioteca de su mansión.

En ella estaba su hija Daemma, quien se encontraba de pie paseándose con un libro en su mano, practicando la lengua de sus antepasados con entusiasmo, los años habían transcurrido rápidamente y aquella pequeña bebé se había convertido en una niña adorable y bella, quien ya había cumplido su noveno onomástico.

Daemma se paseaba con un vestido amarillo claro que hacia juego con su piel blanca y su largo cabello ondulado que era rubio platinado, quien la veía quedaba de inmediato con los ojos fijos en su rostro, el cual siempre llevaba una mirada inocente y dulce, no por nada muchos se referían a ella como la chica de rostro angelical, aunque en el fondo no era tan real.

No cabía duda que Lady Daemma era quizás la más tranquila, obediente y sensata de sus hermanos, ya que Naemon era un muchacho temerario, amante de las aventuras y siempre realizaba actividades que lo llevaban al borde de la muerte, provocando en varios momentos que sus padres casi se infarten.

Mientras que Meria pese a tener solo siete años tenía un carácter explosivo, extrovertido y una lengua afilada que no parecía conocer el respeto, pero la verdad era que Daemma mantenía también una naturaleza que amaba el caos y disfrutaba de las incivilizadas hazañas de sus hermanos.

—No es excelente... aún tengo mucho que aprender.

—Para tu edad estas muy bien, cuando yo tenía nueve no sabía ni la mitad de lo que tú ya sabes —ambos se sonrieron y Daemma mantuvo su mirada aun en el libro.

—Ya que soy la única que no logro encubar un dragón... lo mínimo que puedo hacer es ganar en los estudios —dijo aún con una sonrisa y Aegon se acercó a ella quitando el libro de sus manos, se sentó en el sofá y puso su mano invitando a su hija a ubicarse a su lado, la niña obedeció y observo con atención a su padre.

—No eres la única, muchos niños Targaryen no logran incubar un dragón, mis hermanos no pudieron y reclamaron dragones adultos... tu podrás hacer eso, hay muchos dragones salvajes esperando un jinete valiente y fabulosa como tú.

—Lo se... pero aun así me gusta estudiar —Daemma dijo con una sonrisa ahora dulce, su padre le devolvió el libro y se retiró para dejarla seguir con sus estudios.

Pese a que sus hijos se habían terminado criando lejos de la Fortaleza Roja con mayor libertad, la educación era algo bastante importante, tenían septas y maestros de armas que enseñaron a los niños todas las disciplinas posibles.

Daemma era buena en historia, lenguas, danza, canto y tiro con arco, pero en bordados debía reconocer que era un completo desastre, a su hermano mayor, Naemon, lo que más le fascinaba era cabalgar a caballo, era bueno con la espada y el tiro con arco, pero en habilidades artísticas era un cero a la izquierda, al igual que no mostraba mucho entusiasmo por los libros y la historia.

Sobre la menor de los hermanos, Lady Meria, era una niña que pese a no gustarle estudiar tenía una increíble capacidad de retención de información, era atenta y observadora, detestaba la danza y el canto, pero se le daba mejor el bordado, el tiro al arco era su debilidad y constantemente le pedía ayuda a sus hermanos mayores para mejorar, sin embargo la esgrima se le daba mejor.

𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora