{Se advierte que este capítulo contiene Obscenidades}
Han pasado veinte días desde la gran boda real, para entonces todos los nobles ya se habían marchado de regreso a sus castillos. Daemma y Aemond, durante este lapso, apenas habían logrado concluir con los interminables obsequios que llegaron en su nombre. Dos días después de la ostentosa celebración, Daemma cumplió su promesa a Joffrey Velaryon y lo llevo a volar sobre Auryon, sin que nadie pudiera interponerse.
Ahora la calma regresaba lentamente y la normalidad empezaba a reinstaurarse tanto en el palacio como en la ciudad en general. Daemma abrió los ojos con parsimonia, tomándose un momento para acostumbrarse a la luz cegadora que se colaba por las cortinas de su nueva habitación. Aún se sentía exhausta; despertó con su cuerpo algo sudoroso, con una sensación de pegajosidad en algunas áreas de la piel. Estaba completamente despeinada y con una temperatura elevada, solo le llevó un segundo darse cuenta de la razón.
Había despertado sobre el cuerpo de su esposo, ambos yacían desnudos como todas las noches que compartían desde que se casaron. Su cabeza con mechones revueltos estaba reposando en el pecho palpitante y caliente de su esposo, y para cuando intentó separarse un poco notó como su piel estaba apegada a la de él, como si fueran a fusionarse en cualquier momento.
Daemma suspiró sintiendo un calor insoportable que fluía desde cada célula. Cuando comenzó a quitarse, los brazos fuertes de Aemond la envolvieron obligándola a regresar a su lugar, con su mejilla nuevamente sobre su pecho y sintiendo su corazón latir con vigor.
—¿A dónde vas?... Quédate cinco minutos más —arrastró Aemond las palabras, somnoliento, acostado de espaldas con los párpados aún cerrados. Daemma alzó ligeramente la cabeza, aunque la mano de su esposo ejercía presión para que no se moviera.
—¿Estás despierto?
—No.
—Mentiroso —la chica sonrió y su esposo la abrazó con más fuerza mientras bostezaba.
—Quédate así... para siempre.
—Siete infiernos, qué perezoso te has vuelto —se burló Daemma mientras se desligaba suavemente del agarre y se deslizaba hasta el rostro de su esposo para darle un suave beso en los labios—. Tenemos tareas que hacer, deberes que atender.
—Que se jodan las tareas. Que se jodan los deberes —Aemond esta vez abrió el ojo y pasó su mano a lo largo de la espalda de su esposa, sintiendo la piel y el hueso sobresaliente de su columna vertebral, Daemma sentía siempre escalofríos con su toque, aunque estuviera muy activa sexualmente desde la noche de bodas, nada parecía ser suficiente para los dos.
La mano de su esposo alcanzo su rostro y acaricio su mejilla con el pulgar, trazando un patrón circular con ternura mientras él sonreía.
—Desperté erecto... —Aemond la miraba con su ojo derecho azulado, mientras que el izquierdo lo llevaba descubierto, revelando el vórtice en toda su magnitud. El príncipe tenía la costumbre de usar incrustado el zafiro solo durante el día, por las noches se lo quitaba para dormir más cómodamente.
Al principio le resultó difícil, pues Aemond no deseaba mostrar su cuenca vacía, nunca se la enseñaba a nadie y temía asustar a su esposa. Estaba decidido a llevar la joya incluso mientras dormía, pero Daemma no se lo permitió.
Paradójicamente, la chica no mostró temor y simplemente se acostumbró a verlo en todas sus facetas. Aemond se inclinó ligeramente para capturar los labios de su esposa con un beso ardiente, el cual ella no le negó. Sus manos se deslizaron por sus costados hasta llegar a su trasero, apretando la zona de los glúteos con los dedos del príncipe enterrándose en la suave carne y comenzó a posicionarla sobre él.
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𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷
FanficDaemma Targaryen es la segunda hija del príncipe Aegon, hermano menor del Rey Viserys I y del príncipe Daemon; junto a la princesa Kassaia Martell de Dorne. Su vida tranquila se verá afectada cuando sea comprometida estratégicamente con su primo, el...