𝐱𝐢. 𝑺𝒐𝒍 𝒚 𝑭𝒖𝒆𝒈𝒐

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En Rocadragón, todos los chicos estaban fascinados con el integrante más reciente de la familia. Viserys se encontraba en su cuna, rodeado por todos sus hermanos y hermanas. Lucerys sostenía a Aegon en sus brazos, sonriendo al escuchar los balbuceos del bebé. Rhaena abrazaba por los hombros a Joffrey, quien extendía su mano para acariciar la suave mejilla de Viserys. Baela, que los había visitado desde Marcaderiva, sonreía junto a Jacaerys al ver al lactante.

—Es divino, no me canso de verlo —murmuró Rhaena con dulzura.

—Lo es, aunque... hubiera preferido a una niña —opinó Baela—. ¿Rhaenyra se decepcionó?

—Solo un poco —le respondió Jace, manteniendo su mirada en su hermano más pequeño—. Esperaba mucho tener una niña. Pero después de sostenerlo, olvidó todo y ahora está muy complacida.

—Ella es una madre amorosa —sonrió Rhaena—. Mamá también era así. Yo quisiera ser como ellas.

Baela no pudo evitar tragar saliva y sentir un pequeño dolor en el corazón ante la mención de su amada madre. Jamás superaría su muerte y su hermana menor tenía razón, ella era muy cariñosa, demasiado para el estándar general de las madres nobles.

—Lo serás, Rhaena. Eres dulce y amable... a diferencia de mí —intentó bromear Baela y todos sonrieron. Luego Luke miró a Joffrey para hablarle.

—¿Fue difícil elegir un huevo para Viserys?

—Lo pude haber hecho solo —murmuró Joffrey, como si algo le enojara—. Elegí el huevo de dragón de Aegon por mí mismo. ¿Por qué no me dejaron volver a hacerlo por Viserys?

—Porque es justo que Aegon participara también. De hecho, es él quien le corresponde elegir el huevo para su hermano menor, pero como es demasiado pequeño, decidimos que tú lo ayudaras —respondió Jace, acercando su mano para revolotearle el pelo a Joffrey. Sin embargo, el niño seguía molesto, cruzó los brazos y miró a Aegon que estaba en los brazos de Luke.

—Dices que yo debía ayudarlo, pero hice todo. Aegon no sabe absolutamente nada, es demasiado pequeño para entender. ¿Verdad? ... ¿Verdad que eres un bebé tonto? —se rió Joffrey, acercando su dedo a la cara de Aegon. Este abrió la boca para morderlo con los pocos dientes que le habían brotado y aunque fueron solo un par, fueron suficientes para que Joffrey exclamara del dolor.

Rhaena lo tomó con más fuerza para apartarlo y Lucerys entre risas, hizo lo mismo con Aegon.

—Al parecer, Aegon entiende mucho mejor de lo que crees, Joff —rió Jacaerys.

—Pequeño diablo, voy a lanzarte por una ventana — Joffrey maldijo por lo bajo, mientras se chupaba el dedo mordido. Rhaena le dio un beso en el pelo para que se calmara. Aegon comenzó a reírse en los brazos de Luke, quien lo meció y decidió sacarlo de allí antes de que hiciera algo más. No se equivocó al prever que su hermanito comenzaría a tironearle algunos mechones, pero Luke tenía mucha paciencia como para enojarse, en cambio solo se reía hasta que dejó al bebé en manos de una niñera y regresó a la habitación.

—Me gustaría conocer al bebé de Daemma —susurró Rhaena de pronto, sonriendo. No había visto a su prima desde su boda con Aemond y aunque mantenían contacto por cartas gracias a Meria y Lucerys, no era lo mismo que verla en persona. —Es una niña.

—Se llama Alyseria —rió Baela, asintiendo—. Pronto la conoceremos, le debemos una visita.

Todos asintieron con alegría, menos Jace, quien al escuchar el nombre de Daemma, bajó la mirada y tensó la mandíbula. No le había caído nada bien que ella se hubiera casado con su tío Aemond y menos ahora que sabía que habían tenido una hija.

𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora