Aquella mañana, una suave luz dorada se filtraba a través de las vidrieras en las estancias de la princesa Helaena Targaryen, proyectando sombras alargadas sobre los lujosos muebles. Solo habían transcurrido unas pocas horas desde la partida de su hermano y su cuñada hacia Lanza del Sol.
Era el primer viaje de Daemma a la tierra natal de su madre. En medio del silencio, la princesa tarareaba una melodía dulce mientras sus hijos mellizos permanecían aún dormidos. El bebé Maelor estaba al cuidado de su sirvienta de mayor confianza, Dyana.
Las manos de Helaena se movían con destreza, trazando patrones lentos con aguja e hilo para crear un bordado en forma de dragón negro, en honor a Balerion, este obsequio tenía la intención de ser un presente especial para su padre. Una suave sonrisa apareció en sus labios, quizás por primera vez sintiendo un genuino deseo de ofrecer un regalo al rey. Aunque era su padre su relación había permanecido distante hasta hace pocos meses, gradualmente, las cosas estaban cambiando y sus encuentros con él se volvían cada vez más significativos.
A pesar de que su vínculo había estado congelado desde que tenía memoria y parecía imposible de reparar, estaba sucediendo un cambio. Lentamente se estaba forjando el lazo de padre e hija que siempre debió haber existido y ahora comenzaba a fortalecerse en sus corazones.
Helaena estaba segura de que su padre apreciaría mucho el regalo, a veces tenía la habilidad de anticipar cómo reaccionaría antes de que sucediera. Se tomó una breve pausa, estirando el cuello para aliviar la tensión acumulada durante su labor. Sus ojos azules se dirigieron hacia el ventanal sumida en sus pensamientos, cuando el sonido del pomo de la puerta llamó su atención, al girarse, vio cómo la puerta se abría con un crujido y su madre entró con su habitual elegancia, luciendo un lujoso vestido verde y una sonrisa cálida al verla.
—Buenos días, hija... ¿bordando?
Era lo habitual.
Era típico de Helaena dedicarse al bordado, pasar tiempo con sus hijos y cuidar de los insectos que casi constituían toda su agenda diaria. Rara vez interactuaba con las damas de la corte y tras el nacimiento de sus hijos, su actividad de volar sobre su dragón FuegoEnsueño se había vuelto esporádica. El simple hecho de salir más allá de los muros del palacio era algo inusual para ella.
Su existencia se había reducido a ese pequeño mundo, una burbuja similar a la de las princesas de cuentos infantiles encerradas en una torre, aunque en el caso de Helaena, era una elección personal y no una prisión.
—Deben estar acercándose a la frontera... los desiertos de Dorne —musitó la princesa de cabello plateado con un tono casi ausente. Sus ojos permanecían fijos en el ventanal, como si el cielo reflejado le resultara completamente nuevo mientras sus manos seguían moviéndose con precisión, a pesar de que no miraba su trabajo.
—Eso espero. Confío en que el príncipe Qoren será hospitalario —respondió la reina con una voz serena mientras avanzaba con la elegancia propia de su posición.
Observó el arco de la habitación que conectaba con el cuarto donde suponía que sus nietos aún dormían, ya que no se oía ningún ruido. Luego fijó su mirada en su hija. Al notar que Helaena seguía bordando sin mirar, frunció ligeramente el ceño. La preocupación de Alicent creció al ver el riesgo de que Helaena pudiera lastimarse, por lo que extendió su mano suavemente para detenerla con cuidado y se sentó a su lado.
La reina sabía que su hija solía estremecerse ante su toque, por lo que siempre intentaba ser lo más cautelosa posible. Sin embargo, cuando tocó a Helaena ella no pareció rechazarla y se detuvo, aunque sus ojos continuaban fijos en el ventanal, como si intentara ver algo a través de él.
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𝐒𝐨𝐥 𝐲 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝓐𝓮𝓶𝓸𝓷𝓭 𝓣𝓪𝓻𝓰𝓪𝓻𝔂𝓮𝓷
FanficDaemma Targaryen es la segunda hija del príncipe Aegon, hermano menor del Rey Viserys I y del príncipe Daemon; junto a la princesa Kassaia Martell de Dorne. Su vida tranquila se verá afectada cuando sea comprometida estratégicamente con su primo, el...