Charlize:
Toda mi vida desde que soy consiente veía el amor que papá le dedicaba a mamá, jamás se apartaba de ella, la tomaba de la mano y demostraba no solo con palabras cuanto la amaba, llenándola de obsequios y atención.
Ella también sentía lo mismo, veía el brillo en sus ojos cada vez que lo miraba, veía como reía y era feliz a su lado, mamá tampoco ocultaba su amor y "gritaba" a los cuatro vientos cuan enamorada estaba, hasta tenia a Piper agotada con ello, pero yo disfrutaba cada anécdota de como surgió ese amor tan puro y profundo.
Tan profundo que ahora despues de tantos años de su muerte, papá sigue teniéndola presente.
Y ese amor que ellos se tenían era lo que yo deseaba para mi.
Soñaba con encontrar a mi pareja, bailar con él hasta que los pies se me cansaran, hablar hasta que terminara la fiesta y dar largos paseos donde intercambiaríamos nuestros intereses asi como hablar del futuro que nos esperaba.
Queria enamorarme en el proceso y estaba esperando tanto el viernes por la noche, pero ahora...
No tendré un debut y mi esposo será un completo desconocido.
La doncella me ajusta el corsé y me quejo observándola por el espejo frente a mi, ella levanta los ojos.
—Cuanto lo siento, lady Charlize.
Suspiro.
Tengo a tres de ellas atendiéndome, proceden a colocarme mi vestido, tan hermoso como lo imagine, de color rosa brillante con mangas un poco más abajo de los hombros, también me colocan un collar de plata que decora mi cuello y me han levantado bien el cabello en un moño alto, algunos rulos rubios caen a los costados a la altura de mis pómulos y me ponen guantes que esconden mi piel arriba de los codos, y por último unos zapatos que combinen con el vestido.
Y no podía faltar el maquillaje, aunque bajo.
Las tres se retiran y me acercan el espejo.
—Lady Charlize, se ve....
—Como me vería en mi debut...—Pronuncio y callan, golpean la puerta y asiento permitiendo que la abran.
Papá aparece en mi campo visual y les exige que se retiren.
—Charlize, te ves.... —Sonríe y noto las lagrimas en sus ojos.—Como tu madre.
Trago saliva.—Quisiera sentirme como ella también.
A papá se le borra la sonrisa.
Suspiro tratando de que lo olvide.—¿Algo que necesite saber de mi futuro esposo, papá?
Me observa en silencio y asiente despacio.—Si... —Vuelve a mirarme y traga saliva.—Lord Dragomir desciende de una familia peculiar.
¿Peculiar?
—Son nobles dueños de barcos mercantes por un lado y por el otro...
Escucho atenta, papá me observa sin parpadear.
—La familia desciende de navegantes...
—¿No es lo mismo?
—No exactamente, ellos...—Separa los labios y suspira.—Son piratas.
La palabra me congela, me trae recuerdos de los cuentos que narraba mamá antes de dormir, sobre la princesa que es secuestrada por piratas y los crueles que son.
Los ojos se me llenan de lagrimas, papá lo nota, pero no me da tiempo ni de llorar.
—Mi lord.—Nos interrumpe una de las doncellas y papá carraspea.
—No lo hagamos esperar.—Me ofrece el brazo y trago saliva aceptándolo.
Bajo las gradas con papá y cada paso que me acerca al salón de visita forma un nudo más espeso en mi garganta, siento que no respiro y mi corazón no deja de acelerarse.
Llegamos al primer piso y siento que el corsé me ajusta demasiado, aunque quizás es mi imaginación y mis nervios, papá me mira una vez más antes de cruzar el arco de la puerta y le doy una sonrisa tímida, ambos ingresamos y lo primero que observo es a un caballero de espaldas.
Robusta y alto, tiene las manos hacia atrás sujetándolas mientras su mirada esta sobre el cuadro arriba de nuestra chimenea, justo en el cuadro de Piper y mío.
Lleva un saco largo color vino que le llega hasta los gemelos, pantalones negros y botas igual que casi se pierden con el pantalón.
—Lord Dragomir.—Habla papá y el baja el mentón al oírlo.—Mi hija, Charlize.
Se gira hacia nosotros, hacia mi.
Y resulta ser el hombre más atractivo que he podido ver, de cabello negro, piel ligeramente bronceada, pómulos y expresión fuerte, labios marcados con una ligera barba corta recorriendo la zona y ojos marrones, marrones claros que aunque se ven tranquilos, tiene una mirada poderosa sobre todo cuando los pone sobre mi.
Lord Dragomir no esta vestido de etiqueta y no lo necesita, aunque trae la camisa abierta con un par de botones dejando ver lo ancho que es su tórax y me hace tragar disimulada, su porte dicta nobleza y elegancia... o es lo que pienso hasta que al moverse veo el cuchillo en una funda al lado de su cadera izquierda mientras en la derecha lleva una arma de fuego.
No oculto mi sorpresa y lo miro, mientras el se acomoda el saco escondiéndola.
Un pirata...
No viste del todo como uno o al menos no como mamá los describía, pero eso no importa, es lo que es y no puedo evitar temblar.
Los ojos de ese hombre me recorren y se vuelve hacia papá.
—¿Ella es tu hija mayor?
Papá baja la cabeza.—Lo siento, Lord Dragomir. Hubo un inconveniente, ella es mi hija menor y mi gran orgullo.
—Papá...
—Elegí a la mayor.—Contesta ese hombre y enseguida me vuelvo hacia el.—Mi solicitud fue clara para ti.
—Lo entiendo, pero como le explique hubo inconvenientes.
Las palabras solo provocan enfado en aquel hombre, intento decir algo aunque no se me permita y callo cuando los ojos furiosos vuelven a mirarme.
El se acerca a mi y la palabra "Pirata" sigue repitiéndose en mi cabeza, imaginando lo peor y empieza a preocuparme esas armas que carga.
Siento el olor que emana, tan refrescante y exótico.
—No hay deuda que se pague.—Pronuncia y mis ojos encuentran los suyos.—No es ella lo que pedi.
El dolor se manifiesta en mis ojos.
El acaba...
Acaba de rechazarme.
ESTÁS LEYENDO
Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)
Historical FictionNo se pagan favores con gracias, se devuelven con sangre, esa es la ley pirata. La familia Ellworth hizo una promesa: Entregar a su hija mayor al único descendiente de la familia Dragomir. A Dorian Dragomir, un hombre frio, despiadado y también desc...