Epílogo

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Charlize:

—¡Charlize!—Mi hermana me recibe con un abrazo cuando el barco para en el puerto , le devuelvo el gesto y cierro los ojos.

Ya se acabo...

Piper termina el abrazo y me toma de los hombros, luego sujeta mi rostro.

—¿Estas bien? Tú y... —Observa mi vientre.

—Estoy bien. —Contesto y me volteo hacia el barco, viendo como la tripulación termina de bajar.

Dorian llega a mi lado y Piper me deja ir, siento su mano tocar la mía y entrelazar nuestros dedos, me siento tranquila de estar de regreso y mi sonrisa se borra al ver a la tripulación.

Porque lamentablemente no hemos venido completos.



(***)



Hay un camino hacia la sima de la isla que da la vista espectacular del mar que rodea todo el archipiélago, pero además de la vista, se encuentran muchas de las cruces talladas.

Observo los nombres y las flores alrededor de muchas de ellas, y termino por acercarme a Dorian, quien lleva una botella de ron en la mano mientras se detiene frente a la cruz tallada para Jerome.

Me acomodo el chal que rodea mis hombros. —Los chicos vinieron antes. —Pronuncio al ver las flores alrededor.

—Los piratas no tenemos funerales, es mejor así.

Trago saliva.

—Su cuerpo no está aquí. —Levanta la botella y bebe un poco del contenido. —Esto está aquí solo para que tengan un ideal de recordarlo y no murió, es parte del mar ahora.

Doy un par de pasos hacia él.

—Para quienes fue alguien preciado no lo olvidaremos. —Me detengo junto a él.

—Muchos desean morir en el mar, por eso se arroja sus cuerpos y dejamos que las aguas profundas se los traguen, pero este contramaestre no tuvo una elección.

—Dorian...

Su mirada encuentra la mía y rompo la distancia para poner mis manos en su rostro.

—Él está orgulloso de la vida que tuvo, vivió como siempre quiso. Libre y a tu lado, en el Mastín. Rodeado de una gran tripulación.

Me mantiene la mirada y junto nuestras frentes, me separo despacio y él se vuelve hacia la cruz tallada.

Sujeto su mano libre, mientras con la otra derrama el ron sobre la cruz tallada.



(***)



Retrocedo al terminar de retocar la pintura y me limpio el sudor de la frente con el brazo, camino hacia la mesa y empiezo a limpiar mis dedos manchados con el agua que Jocelin me trajo en un recipiente.

Los pasos me hacen girar encontrando a Dorian, quien pone los ojos en el lienzo.

—¿Vas a decir algo?

Su mirada encuentra la mía y sonrio despacio, veo a Jocelin dirigirse a la puerta.

—Es el Mastín.

Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora