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Dorian:

La rabia y los celos siguen intactos en mi organismo, el ver como tocaban su piel desató la última fibra de paciencia que tenia desde que vi que aceptó hacer el ridículo sobre la cubierta junto a mis hombres.

Besarla no calma lo que siento pero al menos recordarme que es mía apacigua las sensaciones de enojo y esto es mucho más intenso cuando ha sido ella quien ha dejado claro que solo me desea a mi.

—Mi lord...

—Dorian..—Separo nuestras bocas y la miro a los ojos.—Solo Dorian, nada de lord.

Tarda, pero lo dice.

—Dorian.—Prueba mi nombre en sus labios. Mi nombre junto a su voz angelical suena tan bien.

Con la mirada en ella desvió las manos hacia sus hombros y desajusto las prendas, que de por si ya estaban desajustadas con mi primer desespero, mis ganas crecen cada segundo y los pensamientos en mi cabeza mientras la miro han despertado mi verga.

Tiro de los últimos cordones que liberan su abdomen apretado en el corsé.—¿Cómo puedes respirar con esto?

—Una se acostumbra.

—Ya no lo uses.

Ella se sonroja y bajo el vestido que cae sobre sus pies, lo mismo con el corsé, dejándola desnuda nuevamente como la noche anterior en la que me obligue a frenar, la menor de las  Ellworth no tiene nada que envidiarle a la hermana mayor, aunque probablemente sea lo contrario, pero con o sin ropas que le cubran, sigue viéndose igual de hermosa, incluso si cambia esos vestidos por ropas más cómodas, incluso asi sin aparentar ser una noble... aun asi es difícil ocultar entre tanta mugre algo tan brillante.

Aunque mi versión favorita ya la tengo y  es esta, donde solo son sus rizos dorados los que cubren sus perfectos pechos alzados de mi, la boca se me hace agua al observar los pezones que se esconden entre las puntas de los largos mechones, las curvas de su cintura y sus caderas son una tentación, los muslos anchos y joder, es perfecta.

—Acuéstate en la cama.—Le ordeno .—Y ábrele las piernas al hombre al que perteneces.

Me quito las prendas que me cubren mientras mis ojos no la pierden de vista, Charlize sigue cada orden, complaciéndome a mi, tengo un lado orgulloso y el otro enojado por la vida de reglas que ha llevado para no darme un "No", pero entonces veo su rostro, el que me dice que esto no tiene que ver con las reglas.

Termino por desnudarme y voy hacia ella, su rostro enrojece al ver mi verga y se ve incluso más preciosa con ese color que combina con el color natural de sus labios, si no me controlo voy a terminar mal, asi que voy directo a lo que deseo, atrapo su boca y me devuelve el beso con las mismas ganas que yo tengo.

Esos labios encajan muy bien con los míos, como si hubieran sido creados solo para mi boca, Charlize se adapta muy bien a la hora de besarme, aunque la primera vez que tome su boca esta lejos de haber sido imperfecto, pero justo ahora.... justo ahora es tan adictivo que ni la respiración me va a hacer parar.

Y en efecto, no soy yo.—Dorian...—Gime y retrocedo para mirarla, trae los labios hinchados, pero aunque deseo probarlos otra vez, dirijo mi boca directamente a su cuello mientras mi mano se adhiere al pezón.

Ella gime, pero se avergüenza.

—No calles.—Le ordeno y sus ojos me miran atentos.—Que todos escuchen a quien le perteneces.

Bajo la misma mano hasta su vientre y encoge el estomago, me mantengo satisfecho con lo ruborizada que esta y me inclino a probar eso que tanto me llama.

Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora