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Charlize:

—¡Hey! —Cole alza la voz cuando los miembros de la isla se acercan a mí con cadenas gruesas.

Lo detienen o eso intentan hasta que entre dos lo logran sujetar, aun así, intenta soltarse, también van hacia Megan, pero ella se deshace de ellos con facilidad.

—Puedo caminar sola. —Contesta y voltea a verme.

—Lo mejor es colaborar. —Menciona Jones.

—No les vas a poder cadenas a nuestra capitana. —Vuelve a hablar Cole, pero el hombre delante de mi insiste levantando las cadenas.

Trago saliva. —Que lo haga.

Tanto Megan como Cole ponen su mirada de sorpresa en mí.

El carpintero del Mastín vuelve a hablar.—Capitana, si el capitán se entera...

—Dorian esta aquí. —Le interrumpo y niego. —Son solo cadenas, Cole y si ir así me acercara a Dorian, no me molesta.

Me vuelvo hacia el hombre que espera por mi respuesta y extiendo mis muñecas, sonríe con la acción y no pasa ni un segundo cuando envuelve las cadenas alrededor de mis muñecas, hace un nudo resistente, tan fuerte que me hace doler.

Pero no ha acabado.

Le ofrecen lo mismo a Megan, Cole y Jones, este último accede y los dos tripulantes lo hacen luego de mirarme.

—Síganme. —Ordena el hombre delante de mí y eso hacemos.



(***)



La última isla es oscura y triste, llena de plantas y caminos comunes, que no han sido modificadas por la mano del hombre, aun así, me cuesta caminar, no solo por la herida en la planta de mi pie, sino por lo largo que es la ruta.

No hay casas a simple vista y terminamos atravesando el bosque, cruzamos los ríos y no es hasta que llegamos a él cuándo tomamos un descanso para refrescarnos.

Me agacho a beber del rio y al alzar la vista veo el humo hacia una dirección.

—No falta mucho. —Asegura Jones, quien se encuentra bebiendo a mi lado. —¿Puede seguir?

Me pongo de pie muy despacio.

—Si puedo. —Contesto.

Cole y Megan se mantienen cerca de mí, nos exigen caminar de nuevo y poco a poco va desapareciendo las plantas para luego mostrarme las casas de madera.

Después de un largo camino y ha empezado a oscurecer.

—Aún no hemos llegado. —Asegura el mismo hombre y señala hacia las montañas.

Los miembros de la última isla salen de esas casas para observarnos mientras somos llevados en medio del camino como si fuéramos un espectáculo.

—¿Por qué viven tan lejos de la orilla?

Jones responde. —Toman precauciones, en caso de que la marina logre llegar a este lugar, como último recurso, es hacer tiempo.

Jones me observa y antes de que lo siga, con la expresión que me da, se lo que está pensando.

—Tal vez necesite descansar.

—Estoy bien. —Aseguro. —Te hare saber cuándo necesite descansar.

Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora