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Charlize:

Me encuentro con ambas manos apoyadas sobre el suelo y las rodillas también apoyadas sobre la madera, bajo la mirada a mi vientre, asegurándome que todo esta bien.

No me he golpeado con el impacto, solo mis piernas perdieron el equilibro y termine de rodillas, en cambio los miembros de la tripulación marina se encuentran sobre el suelo, agachados ante el ataque.

—¡Pero que carajos hacen!—Escucho que gritan.—¡A sus puestos ahora!

Logro ponerme de pie. 

—¡Estamos bajo ataque!

Retrocedo al ver que es el corsario quien grita y pese a la neblina logra verme muy bien, su rostro se trasforma y con la espada que saca me señala, antes de que desaparezca de mi vista por el clima, lo veo venir hacia mi y cojo el arma que cargo conmigo y obtuve en la misma isla.

Sujeto la empuñadura y escucho los pasos venir cada vez más rápidos, mientras a mi alrededor los demás hombres gritan ordenes, entonces los ojos de enojo salen de la neblina y estoy lista para aceptar lo que venga enfrentándome a el, pero...

Por mi lado izquierdo y gracias a las cuerdas comienzan a saltar desde los barcos hacia el que me encuentro, hombres de la tripulación de nuestros aliados y también del mismo Mastín.

—¡Megan!—Grito el nombre de la hermana de Dorian, quien se pone en frente de mi y detiene el ataque del corsario.

—¿Dónde esta Dorian?

Reacciono.

—¡Ve por el y salgan de aqui!

El corsario intentar quitar a Megan, pero ella no se lo permite, no digo ni una palabra más y corro bajando las escaleras, esquivando a los hombres que buscan detenerme y gracias a que los miembros de la tripulación me facilitan el paso.

—¡Siga capitana!

—¡Vaya por el capitán!

Trago saliva.—Gracias.

Cole me cuida las espaldas hasta que llego a las escaleras y se queda a seguir luchando en la entrada, no miro detrás de mi y me adentro en el barco, busco llegar lo más rapido posible y...

—¡Dorian...

Un nuevo ataque del cañón, me derriba contra el suelo, veo el agujero que ha hecho metros detrás de mi  y comienzo a arrastrarme.

—¡Tú!

Justo cuando voy a pararme, un hombre se da cuenta de mi presencia y comienza a venir a mi dirección, mantengo las rodillas apoyadas sobre el suelo de madera al igual que mis manos, y busco levantarme de nuevo, pero otra vez el cañón vuelve a disparar, tambaleando el barco, las maderas se rompen y caen, antes de que otro  golpe llegue, me preparo para correr y esta vez el sujeto logra derribarme. 

—¡No!

Sube sobre mi y me apunta en la cabeza con el arma que se le resbalo al seguirme, pero logro recuperar.

No lucho y despacio meto la mano debajo de mis ropas, mis dedos rozan el puñal una vez más y con el corazón acelerando mi pecho, lo clavo en su cuello.

Mis ojos tiemblan esperando el disparo, que no termina por darse.

El hombre se desangran e intenta sujetar el puñal, pero se lo incrusto más sintiendo la sangre que me cae en la cara.

Intenta ahorcarme, pero vuelvo a empujar con fuerza y vuelve a caer más sangre, débil y sin ganas de luchar deja de hacer presión de sus pulgares en mi cuello y cae sobre mi.

Empujo el cuerpo y le quito el arma, tomo en cuenta que acabo de quitarle la vida y las ganas de vomitar me vencen, junto al olor de sangre que tengo.

Vomito dos veces y me limpio con la manga, vuelvo a mirar al sujeto y observo el arma que soltó.

Entonces lo tomo y sigo mi camino.



Dorian:

Las rejas se abren y tengo a dos marinos frente a mi, levanto la cabeza.

—Vienen por ti.—Aseguran, no digo nada y mientras uno ingresa a mi celda, el otro se queda afuera.

Me pongo de pie a la par y cierro los puños, esperando el ataque que vendrá, pero lo siguiente que escucho y veo es la cabeza siendo reventada por un disparo al marino que se encuentra fuera de mi celda.

—¡¿Ben?!—Se gira hacia el cadaver y saca con torpeza el arma en su cinturón, pero antes de que me ataque, le tomo de la muñeca y se la hago sonar.—¡Hijo de puta!

Torso el brazo.

—¡Me lo has roto!

—¡Dorian!

Aparto la mirada de el para observar detrás de la reja, a mi mujer manchada de sangre, sudor y suciedad.

La reviso de pies a cabeza mientras el hombre a mi lado no se deja de quejar, nos miramos un segundo y me aseguro que ella esta bien, para luego volver hacia el hombre, noquearlo y quitarle sus armas.

Vuelvo a mirar a mi mujer, quien abre en su totalidad la reja, se abalanza sobre mi y le devuelvo el abrazo.

—¿Estas herida?

—No es mi sangre.

Se aparta y nuestras miradas vuelven a encontrarse, entonces el barco se mueve brusco y busco sujetarla. 

Niego.—Charlize.

Ella sonríe despacio y me toca el torso.

—Solía creer que estaban extintos...—Pronuncia ella.—Los piratas... ahora se que no es asi. 

—La ruta que has usado...

—Si los piratas existen, los mitos de sus viajes también. 

—¿No tienes miedo?

Ella niega.—Si mi vida termina hoy aqui, contigo, con un barco hundido o una bestia marina, que asi sea.

Trago saliva. Además de las aguas peligrosas, lo demás solo son mitos,  y aunque fuera real...

—No lo permitiré.—Aseguro.—Te sacare de aqui antes que lleguemos al punto centro. 

Ella asiente.—Salgamos de aqui, Dorian.



Nos leemos.

>>Yiemir.


Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora