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Charlize:

Mi primera mañana en la isla se distingue  muy bien de mis noches en el barco, empezando porque ya no estan las olas azotando contra la habitación o cosas cayéndose en medio de la tormenta o solo por el cambio de las aguas, incluso si presto atención el ruido de la naturaleza es distinto aqui.

Pongo los pies fuera de la cama y me cubro con la bata, acercándome a la ventana de donde provienen los ruidos de la "Calle" , alguien parece cortar algo y cuando me asomo descubro a mi esposo vestido con los pantalones de siempre y solo con una camisa abierta, en el cinturón trae su arma de fuego, pero en las manos un hacha con el que divide la leña sobre un tronco.

No esta solo, se encuentra con algunos "Vecinos" dialogando, dos hombres y también una pareja que estan detrás de la cerca que dividen nuestra casa de ellos ,contesta sin dejar la tarea de cortar la leña y mi mirada se mantiene sobre el, me es innegable apartar los ojos de lo atractivo que se ve, Dorian se limpia el sudor de la frente con una franela y el corazón me palpita rapido mientras mis ojos siguen la linea del sudor que entra en medio de la camisa abierta.

La cara me arde y niego, los vecinos se retiran y Dorian levanta la cabeza encontrándome en el segundo piso, me saluda desde el jardín y es increíble lo hermoso que se ve bajo el sol.

Sacudo la cabeza y olvido mis pensamientos, bajo para darle el encuentro y me cruzo con Jocelin, quien lleva una canasta con ropa lista para tender. 

—Lady Charlize.—Baja la cabeza.—Iba a despertarla, aunque lord Dorian insistió en que la dejara dormir. Creyó que despues de un largo viaje hasta aqui necesitaba recuperar fuerzas. ¿Descanso lo que necesitaba?

—Lo hice, gracias. —Contesto y voy con ella afuera por la puerta trasera.

Jocelin se dirige a tender las ropas, mientras yo me vuelvo hacia la casa y lo grande que es igual tanto por delante como por detrás. 

Dorian y yo ocupamos el segundo piso donde estan los dormitorios y los baños, siendo el primer piso la sala de estar y el comedor, la casa a base de madera es lo suficientemente grande para ambos, tal vez no como en casa, aunque esa no es una decepción,  me gusta como es de acogedor y me enamore de ella desde que Dorian me trajo aqui, también desconozco el tiempo que estaremos o cuando partiremos, pero desde que cruce las puertas decidí que seria mi hogar.

—Que alivio... sentir mis pies en el suelo otra vez.—Comenta Jocelin y me acerco a ayudarla a tender las sabanas.—No, Lady Charlize.

—Soy la señora de esta casa.—Le contesto.—En realidad hay cosas que quiero aprender...

—Entiendo, aunque soy su doncella y me criaron para servirle a usted. 

—Todo lo que aprendí se perdió cuando me uní a Dorian.—Suspiro.—Y no quiero quedarme sin hacer nada. 

Volteo a ver a las casas y a las familias.

—Y por lo que veo aqui todos contribuyen. Son un equipo y quiero ser eso para mi esposo.

Jocelin sonríe.—¿Esta segura?

—Lo estoy.

—Entonces nos queda mucho porque aprender. —Ella me indica como tomar las sabanas desde las puntas para tenderlas.—Tal vez pueda ayudarme con la cena.

—Lo hare.

Jocelin se ríe cuando lo hago mal y comienzo a reír también, en cierto momento el viento levanta las sabanas y el aroma a salado llena mis fosas nasales.

Olvide que estábamos en medio del mar.

—¿Empieza a extrañar el mar?—Me pregunta Jocelin.

—¿Seria un problema?—Sonrio.

Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora