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Dorian:

—Dejaste a tu esposa.—Pronuncia Megan a unos centímetros de mi, mientras el corsario  mantiene distancia, analizando a quien atacara primero de los dos.

—Eres mi hermana, Megan.

Ella suelta un bufido.

—Confio en mis hombres para protegerla.

—Lo se y me agrada... hablo de ella.

Abro mucho los ojos.

—Los hermanos ¿No?—El corsario ríe.—Dos basuras que no merecen el apellido que portan.

—Viniendo de un corsario esperaba algo mejor.—Comenta Megan y camina hacia la izquierda, rodeándolo.—Su diccionario de insultos no es tan amplio como creía.

—Mantén tu distancia.—Le ordeno a mi hermana. 

El corsario vuelve a reir, Megan se mantiene seria y el hombre nos observa con cuidado ante el primer movimiento, y ahi en medio de la cubierta, no solo cuido la espalda de Megan, sino también la mía.

La de ambos.

Y permanezco atento ante cualquier movimiento, sea adelante de nosotros o detrás. El corsario ataca a mi hermana y ella logra esquivar cada uno, entre ambos respondemos y terminamos con cortadas, al igual que el. 

Los cañones ayudan, la niebla queda igual. Terminamos en el suelo por la coaliciones hasta que siento el olor...

—¡Megan!

Entonces una explosión más fuerte nos derriba y el cielo se vuelve fuego.



Charlize:

El comodoro Smith retira la espada del abdomen de nuestro contramaestre y su cuerpo cae de rodillas, reacciono de inmediato luego de que mi grito me dejara casi sorda incluso a mi, sujeto el cuerpo de Jerome en el suelo y  pronto la sangre delinea su boca.

—No, Jerome...—Las lagrimas llenan mis ojos.—Resiste, no... por favor...

Smith se atreve a limpiar la sangre con un pañuelo de lo más tranquilo, controlo mi rabia y pongo mi mano en la herida.

—No tiene caso.

—¡No!—Le grito y me sujeta las muñecas retirándolas de la herida.

Niego.

—¡Por favor!

—Estoy feliz de haber servido al mayor deseo de mi capitán, estoy feliz de haber llegado hasta aqui...

—No te vas a morir.

Mis ropas y mis manos vuelven a teñirse de rojo, mi corazón duele y niego sin creerme esto, no debían haber bajas, no... 

¿Qué hice mal?

—Cumpla mi deseo y corra...—Me pide.

—No hay donde correr.—Habla el comodoro.

Mi mano temblorosa y manchada de sangre se extiende hacia la espada a unos metros, pero el comodoro es más rapido, la tira lejos de mi y el filo de su espada termina apuntándome el cuello, me roza la piel mientras el calor del enfado crece en mi.

—No haga tontearías, lady Charl.—Se detiene y me levanta el mentón con la espada.—No, ese titulo queda revocado. ¿Por qué no mejor, sucia pirata?

Sonríe.

—Ponte de pie.

Mi tripulante agoniza debajo de mi y cuando me niego, me hace una cortada en la clavícula.

—¡Levántate o cortare en otro lugar!—Baja a mi vientre y es cuando decido a acceder, me pongo de pie.—Muy bien ¿Acaso no es mejor seguir la ley, pirata?

Muy despacio pongo un pie detrás de mi y retrocedo.

—¿Tienes idea de lo que has hecho? Este era mi barco favorito, amaba  los calabozos.—Pronuncia.—Eran perfectos.

Al llamarlo perfectos, puedo intuir lo mal que estaban para un prisionero.

—Tu esposo debe saberlo bien.

Intento tomar el arma con cuidado, pero me detengo cuando viene directo hacia mi, colocando la espada recta sobre todo mi cuello.

—¿Tienes idea lo jodido que ambos estan? Dime, cuando le corte la garganta a tu padre ¿Valdrá la pena?

—Hijo de pu...

Vuelve a reir.—Mira, te acabo de revocar el titulo hace unos minutos y ya hablas como toda una pirata.

—No me quitaste nada, esto es lo que soy.

—Y morirás con ese titulo, todos ustedes.

—¿Eso piensas?

—No me creíste muy estúpido de venir sin un aviso ¿No? o sin más barcos, mientras navegábamos hacia este puto lugar, tenia una flota manteniéndonos el pase. ¿Sorprendida? Somos marinos.—Toma un respiro.—Cuando mis barcos lleguen aqui...

—Te pregunto lo mismo.—Le interrumpo.

Smith guarda silencio.

—¿Me creíste muy estúpida de venir sola?—Le pregunto y sigue en silencio.—Tu flota no llegara, los barcos a los que esperas  los tendrás que seguir esperando.

La venas marcan su frente.

—Nadie vendrá, comodoro. 

—¿Qué carajos has hecho, maldita pirata?

—Me asegure que cada barco de la marina que te siga perezca hoy.—Contesta.—Tu flota contra la mía. 

Se tensa.

—Hija de puta.

—Ambos jugamos, comodoro, pero yo decidí jugar el doble.

Se viene contra mi, pero una explosión cerca me hace parar, ambos caemos hacia el suelo y al levantar la cabeza observo el fuego que ha iniciado donde deje a mi esposo.

Dorian...



Nos leemos.

>>Yiemir.

Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora