Dorian:
El galeón del comodoro toma un descanso en el siguiente puerto, donde muy afortunadamente una base de la marina se encuentra y dos de mis barcos mercantes que arribaron recien.
Los miembros del galeón bajan a tierra y tengo la mirada del comodoro, junto al corsario sobre mi, el cual me sirve de advertencia, a pesar que deje claro cual era mi respuesta final.
Bajo de la embarcación y no me evitan acercarme hacia los barcos de los Dragomir, tampoco pueden hacerlo, sin embargo tengo a dos marinos pisándome los talones.
—¡Lord Dragomir!—Más de un miembro de la embarcación lucen sorprendidos al verme, pero incluso más de verme bajar del galeón marino.
Me detengo delante de ellos y les explico la situación, la cual acaba sorprendiendo a varios, pero terminar por aclarar:
—Deje a Jerome a cargo.—Anuncio.—Las decisiones que tome en mi lugar son mi responsabilidad.
Ellos asienten, me giro hacia los marinos.
—¿Desea que comuniquemos algún mensaje a su tripulación, lord?
Trago saliva.
—Si, uno.—Aseguro sintiendo las miradas de esos sujetos.—A mi esposa.
(***)
Observo a los tripulantes del galeón subir las últimas provisiones y mi atención se dirige al comodoro que se encuentra junto al corsario en tierra, este último no me quita la espesa mirada de encima, mientras Smith dialoga con un superior y según las miradas, que este también me dedica, intuyo que el tema de conversación soy yo.
Smith y el corsario suben por la rampa que deslizan, el corsario se cruza pasando de largo, pero el comodoro se detiene junto a mi, escucho como dan la orden de Zarpar nuevamente.
—¿Algo interesante que desee comunicarme, "capitán"?—Me pregunta y observa al barco mercante partir primero.
Escucho el ruido que ocasiona cuando se aleja, pero mi atención sigue en Smith.
—Ahora somos socios cercanos, cada uno de tus pasos me los debes comunicar.—Continua y niega observando al puerto.—Tengo superiores que aun no confían en ti, pero yo quiero confiar en ti, Dorian.
—Confía en mi.—Contesto.—¿Qué maldito sentido tiene esto si no lo haces?
Me observa en silencio e intercambia una mirada con el corsario, a unos metros.
—Aun podemos renegociar, Dorian.
Guardo silencio mientras me acerco a el, escucho como el corsario desenfunda su arma, mientras Smith lo detiene alzando la mano.
—Tu libertad.—Niega con una sonrisa.—Solo debes decirme lo que deseo saber.
—No puedo hacer tratos con un destino que no existe.—Contesto.—Comodoro, lo que buscas es algo ficticio.
—El Kraken es algo ficticio, el Leviatán
—¿Estas seguro de eso?
Guarda silencio y me retiro.
—¡No te burles de mi, Dorian!—Alza la voz y mis pasos se detienen, el vuelve a bajar la voz.—Dime, vale la pena estar atado a este trato, lejos de tu tripulación y tu esposa, por guardar un puto secreto.
Cierro los puños.
Lejos de ella, cada día me mata... y aun asi prefiero seguir aqui, mientras no encuentren el lugar no solo el archipiélago estará a salvo, Charlize también lo estará.
Asi tiene que ser.
Me vuelvo hacia el.—No hay trato, Smith.
Intento irme y dos marinos se me ponen en frente.
—Olvide decirlo que... eres un pirata.—Continua el comodoro.—Y este es mi barco, aqui serás tratado como lo que eres.
Uno de los marinos me toma de un brazo y reacciono estrellando mi puño sobre su rostro, el otro intenta sujetarme por detrás, y hago lo mismo, tarándolo contra el suelo, el primero al que golpee logra atrapar mis manos hacia atrás y aunque me lo estoy por quitar de encima, paso a tener la punta de la espada a la altura de mi cuello.
El corsario.
Lo observo y me dejo sujetar por ambos hombres que intentan recuperarse, uno escupiendo sangre y el otro logrando ponerse de pie, despues de un tambaleo.
Me sujetan muy bien y mi atención va hacia el comodoro.
—¿Socios, no?
—¡Sáquenlo de aqui!—Ordena Smith.
Me llevan hacia las escaleras directo a la parte baja del barco.
—Es un pirata.—Ya no habla el comodoro, sino el corsario.—Llévenlo a donde pertenece, a los calabozos, como la escoria pirata que es...
Termina por escupir el suelo y dejo de ver la luz del día por un buen tiempo.
(***)
Ratas, pestilencia y suciedad es lo que abunda en los calabozos, en dos ocasiones despierto por el agua que se filtra al barco y una de estas es ella, junto al sonido de las rejas que se abren.
Es un de los marinos.
—Ahora.
Observo las esposas en sus manos, aun asi...
Sonríe.—No será necesario.
Me sacan de ahi y termino siguiéndolo.
(***)
Me tratan como lo que soy, un pirata, aunque me resulta extraño el "baño" que intentan darme, me entregan prendas limpias, que acabo usando al tener destruidas las otras y me llevan hasta la cubierta, dejándome frente a la cabina del capitán.
Los marinos se retiran y siento la furia por todo este absurdo teatro que el comodoro se ha armado.
Sin embargo la voz delicada que viene desde adentro de la cabina elimina mi furia casi por completo, me detengo y mi corazón late fuerte, en un segundo estoy sin moverme y al otro ya he empujado las puertas para confirmar lo que más temo.
El corsario esta en una esquina y se pone en alerta con la mano sobre el mango de su espada al oír el ruido que ocasione, Smith se encuentra ocupando su silla detrás de la mesa, y la veo...
Entonces se gira y mi mirada solo se detiene sobre su rostro, sin creer que este aqui.
—Charlize...
Nos leemos.
>>Yiemir.
ESTÁS LEYENDO
Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)
Historical FictionNo se pagan favores con gracias, se devuelven con sangre, esa es la ley pirata. La familia Ellworth hizo una promesa: Entregar a su hija mayor al único descendiente de la familia Dragomir. A Dorian Dragomir, un hombre frio, despiadado y también desc...