Atada al Error ( #1 Jóvenes casaderas)

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Charlize:

Se llevan a Dorian de mi lado y cuando intento seguirlo, el corsario me detiene del brazo, la puerta ya se ha cerrado alejándome de mi esposo mientras escucho como me llama desde el exterior de la cabina.

—Nuestra conversación no ha acabado, Charlize Dragomir.—Habla el comodoro detrás de mi.

Levanto la mirada a su corsario.

—Ordene a que su hombre me suelte.

—¿Hombre?—Inquiere el corsario.—No me interesa si aun te consideras una noble o si crees que eso tiene un tipo de valor aqui, pese a haber desposado a un pirata.—Aprieta los dientes.—Tal vez para Smith si.—Me aprieta con su agarre.—Pero yo no me considero tan condescendiente porque la imagen intachable de "Noble" habla mucho de ti al haberte unido a un hombre como el.

Intento soltarme, pero el lo hace.

Me giro hacia el comodoro.—No he venido a que me insulten, ya te di mi respuesta, comodoro. Ahora déjame estar con el.

El comodoro cruza una mirada con su corsario.

—¿A donde ha hecho que lo lleven?—Insisto.—¿A una habitación o a una celda?

Vuelve a mirarme y niego.

—Antes intentaste aparentar que estaba en una habitación.—Continuo.—¿Ni bien solicite subir a tu barco decidiste actuar o cuando pise tu cabina? No... ¿Cuánto tiempo lo has tenido en una celda desde que lo subiste a tu barco?

—Dorian estuvo en una celda porque el mismo lo quiso asi.

Frunzo el ceño.

—Sus acciones lo llevaron ahi.

—Tenia un acuerdo contigo, no había necesi..

—Y ahora tienes tú uno conmigo.—Cambia la conversación y suspira.—Escuche lo que dijiste y ahora dime... ¿Puedo estar seguro de que me llevaras ahi?

—Crei que ya habíamos cerrado el acuerdo. Los llevare ahi.

—Comodoro.—Habla el corsario.—Tenga en cuenta que esa isla no "Existe", no sabemos las rutas que tomaremos y es imprudente llevar un solo barco..

—Pon cuantos navíos quieran .—Le interrumpo.—No tengo problema con eso.

Mis puños se cierran y el comodoro se me pone en frente.

Me analiza en silencio.—¿Puedo confiar en ti?

—Tienes en tus manos lo más preciado para mi.—Contesto.—¿Por qué no ibas a hacerlo?

Dorian:

En un acto de "Piedad".

No, de demostrar que la marina no es más que "Justicia" frente a sus nobles, frente a mi mujer, me trasladaron a una habitación donde el medico y las enfermeras del barco empieza a revisarme.

Él se retira primero y ellas se quedan a limpiar las heridas, pocas, pero siguen causando malestar en mis venas.

—¡Déjenme verlo!

Levanto la cabeza y una de las mujeres se acerca a la puerta, sin embargo esta se abre de golpe, y otra vez encuentro a mi sentido de seguir en calma. 

Intento levantarme y una de las mujeres me detiene, mientras la otra le impide dar un paso más.

—¡Por favor, salga, no puede estar aqui!

—Soy su esposa.—Habla claro y la habitación queda en silencio.—Puedo encargarme, quienes necesitan salir son ustede...

—No se me permi...

—Dije que te fueras.—Le ordena ella sorprendiéndome a mi también, la enfermera a mi lado deja de tocarme y se aleja de mi.—¡Tu también, largo!

Charlize:

No soy enfermera, pero se como tratar heridas de caídas o un golpe.

Es algo que tengo en común con Piper.

Dejo de pasar el paño húmedo y me quedo viendo el color morado que empieza a adquirir su espalda, trago saliva y mi puño se aprieta en su espalda, sobre el paño mojado.

—Charlize...—Me llama.

Niego despacio, el no me ve y yo trato de mantener la calma.

—Lo siento, Dorian... solo..

Solo resiste un poco más.

—¿Vas a decirme que sucede, mi amor?

El corazón me late fuerte, el se vuelve hacia mi y me toma la mano sobre el puño con el que sujeto el paño, mi mirada se dirige a la puerta y veo las sombras por debajo, Dorian también se da cuenta y deja de apretarme la mano.

En este momento creo que tampoco sea factible contar el secreto que nos une a ambos.

Dorian lleva mi mano a sus labios, besa mis nudillos con delicadeza y asiente despacio.

Trago saliva.—Lamento haber recurrido a lo único que deseabas proteger. Te he traicionado y... voy a traicionar a todos.

Me mira a los ojos.

—Pero no puedo estar sin ti, no cuando estas aqui y se que harías lo mismo.

El solo escucha y basta su tranquilidad, basta su confianza y su mirada para llenar mis ojos de lagrimas.

—Haría de todo por ti.

Lo se.

—Y por eso te lo pido.—No preguntes, solo asiente.—Haz esto por mi.