Por la mañana temprano un golpecito en la puerta de su consultorio lo distrajo de la historia clínica que tenía en las manos.
─Adelante.
─Permiso ─susurró Julia una vez que abrió apenas la puerta para entrar─. Ayer me porté poco cortés, me disculpo.
─No hay problema. No era mi intención distraer a nadie.
─No es tu intención, pero lo logras, al igual que el embotellamiento que provocan tus admiradoras. Hay veces que las madres de pediatría esperan frente a tu consultorio para ser llamadas.
─No creas que me agrada. De hecho, pienso la manera de solucionarlo.
─Creo que es fácil, no se deje ver y nadie lo buscará.
─Que no me deje ver ¿Ahora es culpa mía?
─Si sale cada quince minutos para que las mujeres lo vean, no sé de quien es la culpa.
─¿Celosa?
─ ¿¡Perdón!?
─Por ya no ser la única popular en el hospital.
─No, para nada ─contestó riendo─, además yo soy popular entre ancianos.
─No puedes quejarte, te llenan de obsequios y te adoran.
─Pobres, no me conocen.
─O te conocen bien.
─¿Cómo le fue a Rosa ayer? ―quiso cambiar de tema y hablar de lo que realmente le importaba.
─De hecho, ayer cuando me echaste te esperaba para contarte.
─Perdón ─repitió con cara de sufrida mientras unía las palmas de las manos bajo su mentón.
─No es nada, solo una dermatitis que ya está bajo tratamiento.
─Lo supuse, pero a los abuelos hay que tenerles paciencia. Si vuelve a necesitarme no dudes en llamarme ─dijo mientras se ponía de pie para marcharse.
─No soy el único de quien los colegas se quejan.
─No me diga ─respondió fingiendo curiosidad.
─No te interesa, ¿verdad?
─Sería mentirosa si dijera que no me afecta, pero muchas cosas las hago apropósito para molestar.
─¿Por eso no almuerzas en el comedor y casi no sales de tu consultorio, excepto para utilizar el mejor quirófano que, dicho sea de paso, nadie puede utilizar?
─Digamos que soy perfil bajo. A diferencia de ti, que el hospital entero se entera cuando llegas. Si piensas hacer carrera en este lugar, te darás cuenta de que es mejor no hacerse notar mucho.
─Y tú, si piensa hacer carrera en este lugar, deberías darte cuenta de que tampoco podrás continuar escondida por mucho tiempo.
─Yo creo que sí.
─Almuerza conmigo.
─¿Por qué?
─Porque quiero tomar aire y estoy cansado de que me coqueteen.
─¿Qué tengo que ver con eso?
─Que con lo popular que eres nadie se atreverá a acercarse a mí ─cuando vio que ella se estaba por negar añadió ─recuerda que tu comportamiento hacia mí fue horrible, creo que podría catalogarse como maltrato. De hecho, voy a hablarlo con el director.
─¡Qué exagerado! No hubo ningún maltrato. Con mucho respeto te pedí que te retiraras.
─ ¿Te parece respetuoso poner apodos a tus colegas?
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Por favor, déjame enamorarte
RomanceJulia es una joven cardióloga que tiene la vida solucionada. Una madre amorosa que parece olvidar que ya no es una adolescente, un empleo del que está orgullosa, a pesar de ocupar el escalón más bajo en la cadena de responsabilidades, un grupo de am...