Vicente esperaba dentro de su auto a que Valentina saliera del edificio donde vivía con sus padres. Entre tanto, se preguntaba cómo era posible que alguien terminara maltratando a quien había dicho amar y no encontraba una respuesta.
Esa misma mañana, su prima Julia lo había llamado para contarle el motivo de su ruptura con Lucio. Le confesó que Mauricio la había amenazado con un video y que Nur había robado el teléfono para acceder a sus cuentas y hacerse con el video original.
Le pidió perdón por no haberle contado nada en su momento, pero le explicó que su situación era desesperante. Él no había podido enojarse, pero le había recalcado la importancia de que confiara en él. Aún no había podido hablar con Nur, con ella sí podía enojarse por arriesgarse de esa manera. Se le helaba la sangre de solo pensar que Mauricio pudo haberla alcanzado.
Julia le había pedido que la acompañara a hablar con Mauricio. En eso, Nur tenía razón al decirle que debería enfrentar a su ex, no podía permitirle que continuara inventando cosas y amenazándola, porque nunca la dejaría vivir en paz.
Julia había citado al oftalmólogo en un bar, cuando llegó se ubicó en una de las mesas que habían dispuesto en la vereda. Su primo se había quedado a unos metros, esperando dentro del auto. Ella quería poder enfrentar la situación sola, pero necesitaba saber que habría alguien por si Mauricio se ponía nervioso.
―¿Por qué haces esto? ―había preguntado Julia ni bien Mauricio ocupó el lugar disponible en su mesa.
―Ya te dije, necesito tiempo para olvidarte. Para rehacer mi vida al igual que lo haces tú.
―No me refiero a eso. Me mentiste. El video que tenías no era mío. Me amenazas, me atemorizas para lograr que yo haga lo que tú quieres y eso no va a seguir ocurriendo.
―¿Tú mandaste a robar mi teléfono? ¿Sabes que puedo denunciarte?
―Haz lo que quieras, mientras tanto yo quiero que me dejes en paz, no quiero volver a verte nunca más.
―¿Estás tan desesperada por volver a la cama con ese tipo? ¿Acaso no ves en lo que te estás convirtiendo? Eres una ladrona, una...
―No ―gritó mientras se ponía de pie y se inclinaba sobre la mesa para quedar lo más cerca posible de él―, no vuelvas a opinar sobre mí. Lo que yo haga o no es un tema mío y a ti no tiene por qué importarte.
―Sabes que lo digo por tu bien, porque tus...
―Ni por mi bien ni por nada, no te metas en mi vida, no me persigas, no me vuelvas a amenazar.
―Tú no vas a decirme lo que puedo hacer.
―Haz lo que quieras, pero no conmigo.
―¿Y qué harás?
―Por empezar hoy por la tarde tengo una entrevista en el canal local, no me hagas nombrarte.
―¡Vete a la mierda, Julia!
Mauricio se había puesto de pie y se había marchado y él había aprovechado el momento para acercarse a su prima.
―¿Estás bien?
―Sí, gracias por no entrometerte, pero siento que, si no comienzo a defenderme sola, esto será una historia de no acabar.
Ahora, viendo aparecer a Valentina en el portal del edificio, se dedicó una última mirada en el espejo para corroborar que estaba bien. Había ido a la peluquería y además de cortarse el cabello, se había acomodado la barba. El pantalón y la camisa que llevaba estaban planchados prolijamente, no como los llevaba a la oficina siempre. Quería estar a la altura de Valentina.
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Por favor, déjame enamorarte
RomanceJulia es una joven cardióloga que tiene la vida solucionada. Una madre amorosa que parece olvidar que ya no es una adolescente, un empleo del que está orgullosa, a pesar de ocupar el escalón más bajo en la cadena de responsabilidades, un grupo de am...