Capítulo 24

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El sábado cerca de las dos de la mañana, cuando la fiesta de la ciudad llegó a su fin, las familias de casi todos se reunieron para esperar a los integrantes de la banda que formaban los amigos de Julia. Como todos los años, habían organizado una cena en el quincho que Jorge, el padre de Diego, había construido detrás de su casa.

Cada año, a pesar de no formar parte del grupo musical, Julia y su madre estaban invitadas a participar del evento. Ese año, Julia asistió acompañada por su novio y Karim, al que tuvieron que insistirle para que aceptara la invitación y solo aceptó cuando Nur se le acercó y le dijo: "Vamos, hombre, no te hagas rogar".

Era la primera vez que los tres chicos nuevos tocaban en público con la banda, por lo que les pareció una buena idea invitarlos a la cena anual y extender la invitación a sus familias. Les encantaba esa reunión que había comenzado hacía ya un par de años atrás, cuando la banda comenzó a ser convocada a participar en eventos y que se afianzó cuando los hicieron partícipes de la fiesta de la ciudad.

Julia se ocupó de presentar a su novio y a Karim con las familias de todos. Lucio ya conocía al padre de Diego porque había sido él quien le había arreglado el auto luego del choque.

―¿Y qué tal funciona el auto? ―preguntó Jorge.

―Perfecto, pero casi no lo estoy usando. Descubrí que voy más cómodo si Jul me lleva al trabajo todos los días.

―Tonto te llaman ―respondió riendo Jorge mientras le daba una palmada en el brazo.

Ana que estaba junto a ellos sonrió al tiempo que le dedicaba una mirada cariñosa a su hija y estaba a punto de decir algo cuando vio a Nur acercarse a ellos.

―Hija ―no se refería a Julia, sino a la colorada―, hoy se lucieron. Te saliste con la tuya y terminaste cantando esa canción ―pasó uno de sus brazos por el hombre de la joven y le besó la frente sin dificultad. Ana no era una mujer muy alta, pero Nur era aún más pequeña.

―Sí, no nos podemos quejar, por lo menos nos divertimos ―respondió Nur dejándose abrazar con una sonrisa de niña en el rostro.

―Tú te divertiste ―respondió Diego acercándose al grupo―, para mí no fue nada divertido.

Julia sí que había disfrutado del espectáculo de sus amigos. El año anterior, por pedido de Mauricio se habían ubicado en la mesa de uno de los bares más alejados del escenario. Los había escuchado con claridad, pero no había podido disfrutar de sus gestos y miradas. Este año, Nur la amenazó de manera clara al decirle que, si no estaba en primera fila, la haría subir al escenario.

Durante la presentación, los escuchó interpretar varios temas de cumbia, bailando y divirtiéndose como hacían siempre sobre el escenario. Los tres chicos nuevos que al principio tenían cara de susto, llegando al final, reían con las ocurrencias de Vicente, quien no escatimaba en dar indicaciones a través del micrófono que habían diseñado para comunicarse entre ellos sin ser escuchados por los espectadores. Era sabido que el líder aprovechaba a organizar sobre la marcha y nunca dejaba pasar la oportunidad de molestar a Nur, ya que decía era el único momento en que la colorada no podía defenderse por estar cantando y porque a su auricular lo habían privado, de manera intencional, de micrófono.

Antes de despedirse, y como era costumbre, el público comenzó a pedir: "Una más". Diego estiró el micrófono hacia la audiencia y casi al unísono comenzaron a cantar a capela "...ven y cuéntame la verdad..." incluso, ella misma había coreado la estrofa.

―Los mataron ―dijo Karim en voz alta. Por un momento deseaba tener la satisfacción de ver a la amiga de Julia en apuros, que algo no le saliera tan perfecto o controlado como parecía tenerlo todo.

Por favor, déjame enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora