Capítulo 47

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Varios meses pasaron desde aquella despedida y ahora, nuevamente en Argentina y en medio de la fiesta de cumpleaños de Sabrina, la sobrina de Lucio, ella observaba cómo sus amigos animaban la fiesta. Habían comenzado cantando un tema de Miley Cyrus y luego de cambiarse habían continuado cantando algunos de cumbia y los típicos de todas las fiestas. Ya hacía dos horas que cantaban y parecían estar disfrutando cada segundo.

De a ratos, alguno bajaba del escenario para tomar agua o descansar, dejando su instrumento a algún compañero y al volver, otro hacía lo mismo. Sobre todo, los más jóvenes, quienes no estaban acostumbrados al escenario. Le gustaba acompañarlos, aunque no podía negar que sus pensamientos aprovechaban la oportunidad de no tener nada que hacer para volver en el tiempo.

Recordó la noche en que por fin tuvo la oportunidad de hablar con Lucio, luego de todo lo ocurrido, lo mínimo que podía hacer era alejarlo de ella. Su psicóloga decía que la decisión de pasar una temporada con su hermano en España también tenía que ver con la idea inconsciente de alejar a sus seres más queridos, como una manera de protegerlos.

Julia no sabía si coincidir o no, porque lo cierto fue que con todo lo ocurrido, Rodrigo había comprado los boletos de avión. Necesitaba ver a su familia y asegurarse de que estaban bien, pero a último momento optaron por la opción de que fuera ella quien viajara, para que pudiera despejarse.

Pasó tres meses viviendo con su hermano y no hubiese vuelto si no fuera por su madre.

Durante ese tiempo Julia quedó encantada con el país, con la gente, sus costumbres no tan diferentes de las propias y, sobre todo, por la tranquilidad. Podía respirar en paz, no había pensamientos que le oprimieran el pecho, salía sola a caminar y hasta consiguió un trabajo como camarera en un bar donde ganaba lo suficiente para vivir tranquila. La idea de trasladarse definitivamente surgió de manera natural y en su mente comenzaba a hacer planes. En varias oportunidades se encontró revisando aplicaciones de búsqueda de pisos y hasta comenzó a averiguar los pasos a seguir para homologar su título. Pero no podía dejar a su madre viviendo sola en Argentina. Necesitaba convencerla para que se fuera con ellos y así intentó en una oportunidad en que le habló para ver cómo estaba.

―Mami, no te puedes imaginar lo hermoso que es este país. Podríamos vivir tranquilas en un departamentito frente al mar, ¿no te gustaría?

―Eso sería precioso, hija, pero no cuentes conmigo ―respondió mientras acariciaba el lomo de Huellitas y recibía el mate que le ofrecía Mónica.

No pensaba decirle a su hija que pasaba la mayoría de las tardes en compañía de Lucio, que, con la excusa de ver a Huellitas, aparecía en su casa con Taz y mientras los animales jugaban en el patio, ellos tomaban mate. Esa tarde, también estaba su madre con ellos. Había llegado de visita y últimamente se reunían para conversar sobre libros, novelas y sus hijos.

―¿Es por Nur?

―Nena, Nur es más capaz de arreglárselas sola que cualquiera de nosotros. Es por mí. Yo ya me ocupé de cuidarlos cuando eran pequeños y los adoro, no te creas que no me duele saberlos lejos. Pero los eduqué para esto, para que vuelen lo más alto que puedan y yo te aseguro que estoy haciendo lo mismo, pero no necesito ir muy lejos para encontrar lo que quiero.

―¿Y qué quieres más que a mi hermano y a mí?

―Te estás volviendo niña, hija, nada hay sobre ustedes tres ―no podía dejar de contar a Nur―. Pero yo soy feliz en mi casa, cuidando al hermoso cachorrito que me dejaste. Soy feliz con mis amigos y, sobre todo, soy feliz dando clases. Y no te confundas, no es por el trabajo en sí, es por el hecho de haber encontrado mi pasión, eso que te ilumina la mirada cuando te sientes satisfecho por lo logrado. Como cuando vemos a Nur sobre el escenario, o cuando Vicente gana un juicio, o cuando tú salías de un quirófano y tu hermano, bueno, no sé si ya encontró aquello que lo hace feliz. Dime si ya encontraste algo que le haga brillar la mirada y si no es así, comienza a buscarlo, porque el encandilamiento pasará.

Por favor, déjame enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora