Capítulo 14

14 3 4
                                    

El teléfono de Julia vibró en el bolsillo de su guardapolvo, lo sacó. Era Nur que le había enviado un mensaje: "Amiga, hoy te esperamos en el estudio. Vicente por fin aceptó que Josefina nos dé una mano con el grupo. No puedes negarte."

Julia rio y contestó con un "Ok". Desde que había ocurrido la supuesta reconciliación con Mauricio, Nur no la había dejado sola ni un minuto. Tanto como si Julia o Nur tuvieran algo que hacer, la colorada se organizaba y terminaba haciendo lo propio y acompañando a Julia para que no estuviera sola. Siempre decía que dos cabezas piensan mejor que una y tenía razón.

En varias oportunidades le habían dado ganas, sobre todo, luego de leer algún correo de Mauricio, de llamarlo e intentarlo de nuevo. Pero siempre estaba Nur para ponerle los pies sobre la tierra o Valentina, que tenía más que claro lo que era el amor propio y que el amor hacia los demás se basaba, según ella, en desearle a la otra persona toda la felicidad del mundo y trabajar para alcanzarla. La chiquita era muy romántica. Nur decía que por eso aún no se había acostado con nadie.

Si alguien las conociera por separado, nunca pensaría que dos personas tan distintas fueran amigas. Nur siempre frontal y cruda. Muchas veces sus amigos decían que vivía a contra reloj, tenía tantos planes y sueños y los quería cumplir todos antes de que su familia la comprometiera en matrimonio. Ellos creían que Nur no dormía, se dedicaba a hacer. Organizaba su vida y cumplía al pie de la letra cada objetivo que se proponía.

En cambio, Valentina era dulce y cada vez que alguien le pedía una opinión buscaba la mejor manera de decirla sin lastimar los sentimientos de nadie. Era una chica querida, su familia la adoraba y eso le había enseñado lo que era el amor, el respeto y no se conformaba con menos de lo que le daba su familia.

Cuando llegó al ensayo en la casa que Nur había comprado y remodelado como estudio, la encontró a ella y a Valentina sentadas en el suelo, a los pies del sofá, con la computadora sobre la mesita ratona que ocupaba el centro de la sala. Diego preparaba mate en la cocina, dos uno para todos y otro para Valentina que, según ella misma decía, tenía algunos problemitas por no poder compartir. De cualquier otro hubieran pensado que era un asqueroso, de ella no, porque además se mostraba avergonzada cada vez que le ofrecían un mate y lo rechazaba.

Luego de los saludos, Julia se sentó junto a ellas y comenzaron a conversar. Les contó lo ocurrido el día anterior y el rarísimo almuerzo. La confirmación de que Mauricio le había sido infiel más de una vez, a pesar de haberla dejado a ella misma de piedra, no fue sorpresa para sus amigas.

―No entiendo por qué te lo cuentan ahora. Eso no tiene ningún sentido ―sentenció Nur.

―Tal vez tuvieron miedo de que Julia no les creyera ―intentó justificar Valentina.

―Sí, eso fue lo que me dijeron.

―Eso es de cobardes ―opinó nuevamente Nur―, si yo lo hubiera sabido te lo hubiese contado sin pensarlo.

―Nur, no todos somos como tú.

―Valen, te tengo a ti que me lo recuerda todo el tiempo ―le pasó un brazo por los hombros―. Solo para confirmar ―dijo dirigiéndose a Julia―, estoy en condiciones de decir que ahora sí, queda descartada cualquier posibilidad, por remota que sea, de volver con el gil ese.

―Sí, Nur. Les pido perdón por todo lo que les hice pasar.

Diego salió de la cocina con un termo bajo el brazo y los dos mates. Se sentó en el suelo junto a ellas y comenzó a cebar. Valen empezó a leer en voz alta algunos de los mensajes que la gente escribía en las publicaciones de Instagram del grupo.

―Escucha, Diego, una chica escribe "Diego, me encanta tu voz y verte bailar es de las cosas más divertidas." ¿Qué contestamos? ―preguntó mirándolo.

Por favor, déjame enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora