Investigar la muerte de Tolly sería más difícil de lo que creía. Los primos de Jungkook tenían acceso al mundo de los alfas pero él no. Además, ellos conocían a Tolly, sus costumbres e intereses. Pero él podía juzgarlo con los acontecimientos de sus últimos días de manera imparcial, sin matizarlos con ideas preconcebidas. Los omegas eran más observadores que los alfas.
Celia, la tía más joven de Tolly había sido elegida por el cónclave de las omegas Jeon para dar a conocer a la nobleza que la familia había puesto fin al luto riguroso. Incluso estuvo presente Louise, todavía vestida de negro, cuya compostura era una coraza protectora frente a los que le presentaban sus condolencias.
En la casa de los St. Jeon de Londres, la aldaba había estado rodeada con un crespón negro hasta esa misma mañana, cuando la duquesa madre había ordenado quitarlo. La primera semana en la ciudad transcurrió muy deprisa y la familia eludió todos los compromisos sociales, pero ya habían pasado veintiún días desde la muerte de Tolly y las tías decretaron el final del luto riguroso. Con todo, seguían vistiendo de negro y así lo harían durante tres semanas más, tras las cuales cumplirían el medio luto seis semanas.
Jimin paseó entre los invitados de Celia fijándose en los que como por su inteligencia, podían resultarle útiles. Por desgracia, como era la primera vez que aparecía en sociedad, eran muchos los dispuestos a reclamar su atención.
—Jimin...
Se volvió. Era Celia, con una bandeja de dulces en la mano y la vista puesta en el sillón del otro lado del salón.
—Detesto tener que pedírtelo, pero sé que podrás hacerlo. —Con una sonrisa, Celia le tendió la bandeja—.Se trata de lady Osbaldestone. Es una pesada. Si voy, me atará a la silla y no me permitirá levantarme el resto de la velada, pero si ningún miembro de la familia se aviene a satisfacer su curiosidad, atacará a Louise. Dame tu taza, querido.
Jimin cambió la taza por la bandeja. Abrió la boca para decir que él no era de la «familia», pero Celia ya había desaparecido entre la multitud. Tras un titubeo y con un suspiro de resignación, se encogió de hombros y se acercó a lady Osbaldestone.
—Ya era hora. —La dama lo recibió con una mirada encendida y alargó una mano parecida a una garra para coger un dulce—. ¿Y bien, señorito? —Miró a Jimin y cuando vio que este se limitaba a sostenerle la mirada, cortés y ausente, añadió—: Siéntate. Me estás provocando tortícolis. Me atrevería a decir que ese demonio de St. Jeon te ha elegido por tu estatura, claro —añadió con tono malicioso.
Jimin no le pidió que se lo aclarara. Por el contrario, se sentó en el borde del sillón, con la bandeja delante para que la dama pudiera alcanzarla.
Mientras comía el dulce, los ojos negros de la dama lo estudiaron con atención.
—Este compromiso no se ha establecido como suelen hacerlo los Park, ¿verdad? ¿Y qué tiene que decir tu abuelo de esta boda?
—No tengo ni idea —respondió Jimin con tranquilidad—, pero me temo que se confunde. No voy a casarme con nadie.
—¿Ni siquiera con St. Jeon?
—Con él, menos aún —Jimin decidió que él también comería. Tomó un dulce y lo mordió educadamente.
Lo que acababa de decir dejó pasmada a lady Oslbaldestone. Durante más de un minuto, sus ojos negros lo observaron. Luego, en el rostro arrugado de la vieja omega se dibujó una sonrisa.
—Ya verás como sí. Con esta figura tan encantadora, serás la pareja perfecta para Diablo Jeon.
—No siento ningún interés por su alteza —replicó Jimin altivo.
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Diablo Jeon
RomanceEl joven Omega Park Jimin trabaja como institutor pero tiene otros proyectos para su vida los cuales no incluyen el matrimonio. sin embargo acontecimientos inesperados cambian sus planes drásticamente comprometiéndolo con el miembro más libertino de...