Cuando Sligo llegó ante la puerta con su carga, Webster le abrió la puerta de par en par y pidió refuerzos. Luego ayudó a Sligo.
Jimin caminaba de un lado a otro de la galería retorciéndose las manos de impaciencia cuando oyó ruido. Entre susurros de seda y plumas, corrió hacia la barandilla, pero lo que vieron sus ojos no lo tranquilizó, precisamente.
Webster y Sligo cargaban un cuerpo.
Jimin palideció. Su corazón dejó de latir unos instantes y tenía tal opresión en el pecho que no podía respirar. Entonces advirtió que el cuerpo no era el de su marido y se sintió invadido por un alivio que lo dejó aturdido. Al cabo de un momento, su marido cruzó el umbral, tan elegante como siempre. Veleta lo seguía, con tres espadas y un bastón en la mano.
Jungkook llevaba su bastón con empuñadura de plata. Estaba manchado de sangre y el dorso de su mano izquierda también.
Jimin se olvidó de todo y entre frufrú de seda y plumas que se desprendían de la bata, bajó corriendo la escalera.
Sligo y dos criados atendían al mozo inconsciente y Webster cerraba la puerta. Veleta lo vio y agarró a Diablo por el codo.
Éste alzó la mirada y consiguió contener una exclamación. La bata de su esposo no era transparente pero dejaba muy poco a la imaginación. La suave seda se pegaba a sus redondeados glúteos y a sus largas extremidades. Diablo encajó la mandíbula, se tragó una maldición y lanzó el bastón a Webster antes de que Jimin se echará en sus brazos.
—¿Estás herido? ¿Qué ha ocurrido? —Frenético, pasó las manos por su pecho en busca de heridas. Luego retrocedió un paso y lo examinó.
—Estoy bien. —Lo tomó en brazos y empezó a subir la escalera utilizando su cuerpo para ocultarlo de las miradas del vestíbulo.
—¡Pero si estás sangrando! —Jimin se revolvió e intentó seguir examinando las heridas.
—Sólo es un rasguño. Cuando lleguemos a la habitación podrás curármelo —dijo Jungkook, haciendo hincapié en las últimas palabras. Cuando llegó a lo alto de las escaleras, miró a su primo y le dijo—: Nos veremos mañana.
—De acuerdo. —Veleta le devolvió la mirada.
—¿La herida está en el brazo o en la mano? —Jimin se debatía entre sus brazos para seguir examinándolo.
—En la mano. —Diablo contuvo una maldición —. Estáte quieto. —Lo abrazó con más fuerza—. Si vas a esperarme despierto y salir a recibirme frenético, tendrás que ponerte una bata más adecuada.
Aquel suscinto comentario no impresionó a Jimin en absoluto.
Resignado, el alfa lo dejó en el suelo y se rindió a lo inevitable. Obediente, se quitó la camisa, se sentó en el borde de la cama y dejó que él le curase el corte. Respondió a todas sus preguntas con la verdad. Al fin y al cabo, al día siguiente lo sabría de labios de su doncella.
La señora Hull apareció con vendas y un frasco de bálsamo. Entre los dos, le pusieron el doble de vendas de lo que él creía necesario pero no dijo nada y se sometió dócilmente a sus manos. Antes de salir, la señora Hull le dirigió una suspicaz mirada.
—¡Espadas! —prosiguió Jimin con voz irritada—. ¿Qué clase de rufianes atacan a los caballeros con espadas? Eso tendría que estar prohibido.
Jungkook se puso en pie, lo tomó de la mano y lo llevo al otro lado de la habitación. Se detuvo ante el botellero, sirvió dos vasos de brandy y, los cogió los dos con la misma mano y tiró de Jimin, cuya letanía de exclamaciones se iba agotando gradualmente. Cuando llegaron al sillón que había ante el fuego, se dejó caer en el, sentó a Jimin en su regazo y le tendió un vaso.
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Diablo Jeon
RomanceEl joven Omega Park Jimin trabaja como institutor pero tiene otros proyectos para su vida los cuales no incluyen el matrimonio. sin embargo acontecimientos inesperados cambian sus planes drásticamente comprometiéndolo con el miembro más libertino de...