Capítulo 37

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—Si hasta ahora había alguna duda —dijo Veleta señalando con la cabeza al grupo del sillón—, esto deja las cosas claras.

De pie junto a Veleta, con un hombro apoyado contra la pared, Gabrie asintió.

—En efecto. Lady Oslbaldestone no puede calificarse como un interlocutor deseable —dijo.

—Me pregunto qué le habrá dicho Jimin para hacerlo ir allí. —Veleta tenía la vista clavada de la anchas espaldas de Diablo.

—Cualquier cosa —dijo Gabriel, haciendo una pausa para apurar su copa—. Está claro que hemos perdido a nuestro líder.

—¿Hemos? —Veleta miró con ceño —. ¿O lo que está haciendo es lo de siempre, tomar la iniciativa?

—Una perspectiva muy desagradable. —Gabriel se estremeció—. Eso ha sido como si alguien caminase sobre mi tumba.

—Es inútil huir del destino —sonrío Veleta—, como suele decir nuestro líder, lo cual suscita la intrigante cuestión de su destino. ¿Cuándo crees que será?

—Antes de navidad, tal vez —respondió el otro tras mirar la escena que tenía delante.

—Pues será mejor que ocurra antes de Navidad —replicó Veleta con un elocuente resoplido.

—¿El qué será mejor?

De repente, ambos se contuvieron y su expresión cambió.

—Buenas noches, Charles. —Gabriel saludo a su primo y luego desvió la mirada.

—Estábamos hablando —dijo Veleta con tono cordial— de las inminentes nupcias.

—¿De veras? —Charles parecía intrigado—. ¿Las nupcias de quién?

Gabriel puso ojos como platos. Veleta parpadeó sorprendido y, trás una pausa, respondió:

—De Diablo por supuesto.

—¿De Jungkook? —Con el entrecejo fruncido, Charles miró hacia el otro lado de la sala y entonces sus rasgos se relajaron—. Ah, ¿te refieres a ese viejo rumor de que se va a casar con el señorito Park?

—¿Es un viejo rumor?

—Claro que sí. —Con expresión de fastidio, Charles se alisó la manga. Alzó la vista y vio los rostros inexpresivos de sus primos—. Hablé largo y tendido de ello con el señorito Park y me consta que no va a casarse con Jungkook.

Veleta miró a Gabriel y Gabriel miró a Veleta, que se volvió hacia Charles y preguntó:

—¿Cuándo hablaste con él?

—Después del funeral, en Somersham. Charles arqueó una pobladísima ceja—. Y volví a hablar con el señorito Park poco después de que llegara a Londres.

—¿Ah, sí? —Veleta intercambió otra mirada con Gabriel.

—Charles, ¿nunca te han dicho que los omegas son muy propensos a cambiar de opinión? —repuso Gabriel tras un suspiro.

—El señorito Park es un omega muy bien educado y con una sensibilidad exquisita. —Les dirigió una mirada desdeñosa.

—Y también está muy bien formado y es un objetivo perfecto para las atenciones, en este caso honrosas, de Diablo. —Gabriel señaló el sillón—. Y si no nos crees, mira.

Charles siguió su gesto y frunció el entrecejo. Jimin, con la mano en el brazo de Diablo, se inclinaba hacia él para contarle algo, y él inclinaba la cabeza para oírlo mejor. Su actitud dejaba claro que entre ambos había intimidad y confianza. Arrugó más el entrecejo.

Diablo JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora