Capítulo 73

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—Yo... hum...

Charles frunció el entrecejo.

—Te he asustado. Lo siento. Sin embargo, me temo que traigo graves noticias.

Jimin palideció como la cera.

—¿Qué noticia?

—Me temo que... —Con los labios apretados, Charles estudió su expresión—. Ha habido un accidente —dijo por fin. —Está herido. Pide que vayas.

Jimin estudió el rostro de Charles con ojos desorbitados. ¿Era verdad lo que decía, o sólo el primer paso de su plan final? Si Jungkook estaba herido, sobraban las preguntas, correría su lado en cualquier caso.

Pero ¿y si Charles mentía? Controló la respiración e intentó calmar su corazón desbocado.

—¿Dónde está? ¿Dónde está?

—En la cabaña del bosque.

—¿Dónde murió Tolly ? —Jimin parpadeó.

—Sí, ¡ay! —respondió Charles con expresión seria—. Un lugar desdichado.

En efecto, pero el molino estaba en la dirección contraria. Jimin trató de mantener la cabeza fría pero se descubrió retorciéndose las manos, algo que no había hecho en su vida. En ausencia de Diablo y de Veleta, tendría que escribir la escena él solo. Lo primero era emplear tácticas dilatorias.

—Me siento mareado...

Charles arrugó el ceño.

—¡No hay tiempo para eso! —Cuando vio que él se tambaleaba de costado hasta golpearse contra la pared del establo, su expresión se hizo más ceñuda—.
No creía que fueras de los que se desmayan a todas horas.

Él mantuvo una expresión de desconcierto, de aturdimiento.

—¿Qué... qué le ha pasado?

—Le han disparado. —Charles mantuvo la expresión grave, como se suponía que debía mostrarse un buen primo en aquellas circunstancias—. Está claro que algún canalla rencoroso con la familia utiliza el bosque como guarida.

Jimin tuvo que hacer un esfuerzo para reprimir su reacción. ¡Tenía delante al canalla!

—¿Está mal herido?

—De gravedad. —Charles extendió la mano—. Debes venir enseguida. Dios sabe cuánto durará.

Lo agarró por el codo y Jimin contuvo el impulso de soltarse, notó la firmeza de su mano. Charles, casi a rastras, lo condujo al interior de los establos.

—Tenemos que apresurarnos. ¿Cuál es tu caballo?

Jimin movió la cabeza.

—No sé montar.

—¿Qué significa eso? —Charles lo miró perplejo.

Jimin era consciente de que los omegas embarazados no debían cabalgar y, hasta donde recordaba, Charles nunca lo había visto a caballo.

—Los caballos me ponen nervioso. Y los de Diablo son imposibles. Consiguió desasirse—. Tendremos que ir en la calesa.

—¿La calesa? ¡No hay tiempo de prepararla!

—Pero... ¡pero entonces no podré ir!

Jimin lo miró con impotencia; en medio de la cuadra ofrecía un aspecto patético. Él lo miró y el omega se retorció las manos.

—¡Oh, está bien! —Charles salió a toda prisa del establo en dirección al granero.

Jimin salió al patio. Cuando él desapareció en el granero, se puso a buscar. Investigó las dependencias y penetró en la oscuridad de los establos del otro lado. ¿Dónde estaba Melton? Enseguida oyó ruido de ruedas.

Diablo JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora