—¡No lo creo! — sentado ante su escritorio, Jimin miró el pergamino que tenía en la mano. Por tercera vez, leyó el escueto mensaje; luego, tensando la mandíbula malhumoradamente, se puso en pie y se dirigió la biblioteca con la carta en la mano.
Entró sin llamar y avanzó hacia Jungkook, que estaba sentado en su lugar habitual. Al verlo él arqueó las cejas.
—Parece que hay algún problema — dijo.
—Pues sí. —Los ojos de Jimin brillaban—. ¡Esto! —Con un ademán ceremonioso, dejó la carta sobre el escritorio—. Explícame esto, si puedes.
Jungkook cogió la carta y la leyó, apretando los labios al enterarse de su contenido. Luego se recostó en el asiento y examinó a Jimin, que seguía con los brazos cruzados y los ojos que echaban chispas como la mismísima imagen de una violenta arpía.
—No pensaba que fueras a pedirla.
—¿No pensabas que fuera a pedirla? —La mirada que le lanzó el omega destilaba escarnio e incredulidad—. Si me gasto una pequeña fortuna en la modista, espero que me mande la factura. Claro que lo pedí.
—Pues parece que ya has recibido la respuesta —replicó Jungkook, mirando la carta.
—No era una respuesta lo que esperaba. —Con un susurro de las suelas de sus zapatos, Jimin empezó a caminar de un lado a otro con los dientes apretados, haciendo una pausa lo bastante larga para decirle—: Como ya debes saber, es totalmente inaceptable que pagues mis trajes.
—¿Por qué ?
Atónito, se detuvo y lo miró enfadado.
—Su alteza ha tratado demasiado tiempo con omegas débiles. Aunque sea de rigor despilfarrar el dinero comprándoles los mejores modelos de Celestine, no es práctica aceptada que los alfas paguen el guardarropa de los omegas con carácter.
—Si bien dudo en contradecirte, Park Jimin, estás equivocado en ambas cosas. —Con absoluta sangre fría, Diablo cogió la pluma y pasó a la siguiente carta—. Es perfectamente aceptable que los alfas paguen los guardarropas de sus futuros esposos. Pregunta a cualquier amiga de maman, estoy seguro de que corroborarán lo que digo.
Jimmy abrió la boca, pero él continuó antes de que pudiera hablar.
—Y en cuánto lo otro, no lo he hecho.
—¿Qué es lo que no has hecho? — preguntó Jimin con el ceño fruncido.
—No he despilfarrado comprando los mejores trajes de Celestine a ninguna de mis omeguitas.
Jimin lo miró inexpresivo y él enarcó una ceja y añadió:
—Era eso lo que querías decir, ¿verdad?
—Eso es irrelevante. Lo que es relevante es el hecho de que no soy tu esposo.
—Una incoherencia de poca importancia que el tiempo corregirá. —Diablo bajó la mirada y firmó la carta resuelto.
Jimin respiró hondo y cruzó las manos delante de la cintura.
—Me temo, alteza, que no puedo aceptarlo —le dijo con la barbilla alzada y sin mirarlo—. Es totalmente inapropiado. —Vio que él escogía otra carta—. Cualquier persona razonable lo vería de inmediato. —Sin alterarse lo más mínimo, Diablo mojó la pluma en el tintero y Jimin apretó los dientes—. Debo pedirte que me digas el importe de la factura y me permitas abonártelo.
Diablo firmó, pasó el secante por encima de la carta y alzó la mirada.
—No.
Jimin estudió sus ojos, aquella mirada negra transparente como una gema, dura e inexorable. Respiró hondo y su pecho se hinchó. Luego apretó los labios y asintió con la cabeza.
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Diablo Jeon
RomanceEl joven Omega Park Jimin trabaja como institutor pero tiene otros proyectos para su vida los cuales no incluyen el matrimonio. sin embargo acontecimientos inesperados cambian sus planes drásticamente comprometiéndolo con el miembro más libertino de...